Como introducción a este país os presentamos nuestra ruta por Corea del Sur. Es un país algo desconocido y que, a priori, no entraba en nuestros planes, pero lo teníamos tan a mano desde Japón… que nos animamos.
Ahí va la ruta, así podéis ir abriendo boca y descubriendo que es un país que tiene mucho que ofrecer. ¡Desde luego nos sorprendió gratamente! En 15 o 20 días puedes hacer una ruta que te permite conocer pueblos, ciudades, montes, playas, palacios, templos… vamos, ¡de todo!
Nosotros volamos a Seúl desde Okinawa, y estuvimos un total de 19 días en el país, y los repartimos como se ve en la siguiente imagen
Ruta por Corea del Sur
SEÚL
Comenzamos en la capital algo menos de una semana. Posiblemente no haga falta tanto tiempo si vas de vacaciones con los días contados, pero para nosotros valió la pena tomárnoslo con calma e ir descubriéndola poco a poco. Por ejemplo, en vez de ver cuatro o cinco palacios en un día los fuimos dosificando para poder saborearlos mejor.
¿Y qué vimos en Seúl?
La zona de Dongdaemun, sus mercados y el DDP, un edificio de la arquitecta Zaha Hadid que Vane tenía muchas ganas de ver. De camino pasamos por el canal Cheonggyecheon, que es fruto de un interesante proyecto urbanístico que demolió un autopista que pasaba por allí para recuperar el espacio y el histórico canal para la ciudadanía.

Un montón de palacios de esos con nombres imposibles de memorizar: Changdeokgung, Changgyeonggung, Gyeongbokgung, Deoksugung, Gyeonghuigung… en fin, imposible recordarlos sin una “chuleta”. en cualquier caso son bastante interesantes, aunque si no eres muy friki tampoco hace falta que los veas todos. El primero, con sus jardín secreto, y el tercero, si no recordamos mal, fueron los que más nos gustaron
El santuario Jongmyo, es un santuario y una escuela confucianista que conserva su estructura del S XVI. Es Patrimonio de la humanidad por la UNESCO y en él hacen visitas guiadas bastante interesantes.
El barrio tradicional de Buckchon lleno de callejuelas para pederse (que a su vez están llenas de grupitos coreanos y chinos vestidos con el traje tradicional (hanbok) y haciéndose “selfies” en cada esquina.

La zona comercial de Myeong-dong, llena de tiendas, restaurantes, puestos de comida callejera… una oda al consumo en toda regla. Cerquita está la N tower, en el monte Namsan, al que se puede acceder andando o en cable car.
La zona de Hongdae, una zona muy de moda entre los jovenzuelos, con actuaciones callejeras, sitios para comer y cenar, cafés, tiendas, clubs, mercadillos… ¡estaba a tope!
El Ihwa Maeul Mural Village, una zona con bastante arte urbano, cafés y pequeños museos. Te puedes perder en un laberinto de escaleras para descubrir rincones interesantes o tomarte un café mientras creas tu propia obra de arte.
El centro, la muralla, alguna de las puertas de la ciudad, la zona del ayuntamiento, biblioteca, y la gran avenida.
Un montón de mercados de comida, ropa, souvenirs, artículos de segunda mano… ¡hay para dar y vender!
GYEONGJU
Un lugar que nos gustó un montón y que recomendaríamos sin duda. Vale la pena recorrer la ciudad, que tiene un montón de tumbas de la época Silla, que son montículos de grandes dimensiones muy llamativos, además de un observatorio, un barrio de casas tradicionales, un monte con rutas asequibles para hacer, o el fotogénico estanque Anapji, en el palacio Donggung, que bien vale una visita al caer la noche.

Además, sus alrededores son de lo más interesantes. En bus urbano se puede llegar a templos tan bonitos como el Bulguksa, y muy cerquita el Seogkuram (fuimos andando y aún hay un paseo, la verdad… además nos decepcionó un poco porque es una cueva en la que hay un buda pero se ve detrás de un cristal que refleja un montón, con lo cual la visibilidad deja mucho que desear. No muy lejos está el templo Golgusa, que también parece interesante, pero a ese no fuimos.

Por último, otra cosa que se puede ver en los alrededores de Gyeongju es visitar la aldea tradicional de Yangdong, que fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, lo cual hizo que ahora, para entrar a pasear por el pueblo, te hagan pagar una “entrada” (da para reflexionar este tipo de cosas… pero dejo el rollo para otro día). El pueblo conserva bastantes casas tradicionales con cubierta de paja, y se hacen visitas guiadas donde puedes conocer algo más del país.
EXPERIENCIA EN UN TEMPLO BUDISTA. HAEIN-SA
Ya nos habíamos quedado en Japón en un “shukubo” del que todo el mundo hablaba maravillas y la verdad es que era chulo, el sitio una maravilla, pero la experiencia budista se quedaba muy corta. En este caso fuimos a parar a este monasterio que está en medio del monte, en una zona con distintos templos y bastantes rutas para hacer caminando y, desde luego, fue mucho más auténtica. Tal vez porque sólo éramos tres turistas a la vez (uno de ellos un coreano más budista que los propios monjes, y nosotros), o tal vez porque el entorno era impresionante, o simplemente porque la atención fue muy buena y nos explicaron bastantes cosas del budismo. En cualquier caso, nos gustó mucho. Vivimos varias ceremonias, comimos y cenamos en el refectorio de los monjes… paseamos en solitario por los distintos edificios del templo… en resumen, muy chulo. Os lo contaremos mejor en un post dedicado.

BUSAN
Tras un largo periplo en bus llegamos a Busán, donde nos recibieron como en casa Guillem y Rosa, de Capgirantelmon, unos chicos la mar de majetes que llevan un montón de meses recorriendo el mundo. Con ellos compartimos cenas, cervecitas, y risas, y también tuvimos tiempo (aunque menos del que nos hubiera gustado) para recorrer la ciudad. Visitamos el templo Haedong Yonggungsa , que estaba algo lejos pero tenía la característica de encontrarse frente al mar. Se nos ocurrió ir fin de semana… como al resto de habitantes de Busán, y ¡no veáis las colas que había para entrar! De camino paramos en la playa Haeundae Beach, de las más famosas, pero que tampoco nos dijo nada especial.

Paseamos por centro callejeando entre tiendas y puestos callejeros, nos perdimos alguna que otra vez y finalmente, conseguimos ir a pasar una tarde al Gamcheon Cultural Village, una zona que se ha puesto de moda porque está lleno de arte urbano y puntos de atracción turistica (léase una escultura del principito con colas larguísimas de gente esperando para hacerse una foto en ella).
El mercado Jagalchi es EL MERCADO. Mira que llevamos vistos decenas de mercados en este viaje, pero creemos que un mercado de pescado y marisco como este no hemos visto en ningún lugar del mundo. Vale mucho la pena, hay cientos de puestos con pescado fresco donde las “ajummas” que es como se les conoce a las señoras que venden todos los productos de mar allí. Te cocinan lo que quieras allí mismo, y si te apetece comer, sólo pasear entre los puestos vale mucho la pena.

JEJU
Llegamos en ferry nocturno desde Busán, una experiencia que recomendamos sin duda (habíamos leído cosas tan negativas del ferry que nos pareció estupendo).
En tres días visitamos la isla, daría más o menos tiempo a ver todo lo importante si no te cae el diluvio universal y tienes que cambiar de planes. Nos hubiera gustado quedarnos más, pero teníamos comprado el billete de salir de Corea y no lo podíamos cambiar.
La isla es increible, tiene un cráter que es considerado una de las maravillas naturales del mundo (visto desde el aire -aunque sea en foto- impresiona más que ascenderlo, la verdad).
Nosotros dedicamos un día a la zona sur, Seogwipo donde visitamos la ciudad, varias cascadas, las Cheonjeyeon y Jeongbang, algunos templos budistas, y un estadio de fútbol del mundial de Corea-Japón.
Otro día fuimos al este, pero nos llovió de lo lindo, así es que tuvimos que dejar la Isla de Udo para otra visita, y nos conformamos con visitar la cueva Majanggul que es un tunel de lava de más de 1km alucinante.

El tercer día intentamos ascender el pico más alto de Corea, el Hallasán, una ruta chulísima, aunque había nieve y viento y llegamos a un punto del que no nos dejaron pasar. De bajada nos desviamos a un cráter secundario que estaba precioso, si os gusta la montaña, no os lo perdáis.
Como habíamos madrugado, la tarde la pasamos en el este, intentando ver lo que se nos escapó el día anterior. Y la verdad es que pudimos subir al cráter Seongsan Ilchulbong a verlo desde arriba.
Ah, también probamos el cerdo negro, que es lo más típico de la gastronomía local… muy pero que muy bueno, y sashimi típico de la isla, que nos resultó un poco duro.
JEONJU
De vuelta a la península (en avión más bus) pasamos el día en esta ciudad en la que aprovechamos para conocer su Hanok Village, pueblo de casas tradicionales que es muy famoso por ser de los más extensos del país. Vimos como se trabajaba el papel en un taller tradicional, probamos lo más típico de su gastronomía (para repetir sin duda) el bibimbap y el chocopié de PNB, y también hubo tiempo para mercados, arte urbano y edificios religiosos (desde escuelas confucianistas hasta una iglesia católica en la que se veían decenas de jóvenes haciéndose selfies vestidos con el traje tradicional). Por cierto, que comimos en un recóndito puesto de un mercado local (Nambu) una sopa buenísima.
Recomendamos sí o sí pasar un día en esta ciudad.

VUELTA A SEUL
Para los últimos días en Seúl nos dejamos la excursión a la JSA (El único sector de la Zona Desmilitarizada entre Corea del Sur y del Norte en el que los militares de ambos paises tienen contacto directo, y en la que, desde dentro de una caseta de la ONU, puedes “poner el pie” en Corea del Norte). Aquí fue solo Javi, y Vane se fue al Leeum museum (que le encantó, dicho sea de paso). Conocimos la zona de Itaweon, el parque Namsam, donde esta la N tower, y el barrio Gagnam, uno de los más fashion de la capital, donde nos pegamos unos bailes en un escenario que hay montado para la ocasión, y aprovechamos para ver un parque con tumbas de la dinastía Joseón y el templo Bongeunsa.

El ultimo día en Corea del Sur lo dedicamos al Parque Nacional Bukhansan, donde ascendimos el Baegundae, el pico más alto de la zona. Nos salió una ruta circular bien chula, y alucinamos con las vistas que hay de Seúl, ¡Pero qué grande es! Es muy gracioso hacer rutas en Corea por el monte porque los coreanos van súper equipados (pero una barbaridad, ¿eh? parece que vayan al Everest aunque la ruta sea de 300m de desnivel). En cualquier caso tienen una cultura muy muy montañera, y eso nos gusta.
Y esto fue nuestra ruta por Corea del Sur. ¿No os parece que tiene muy buena pinta?
Por cierto, como venimos haciendo en el viaje, para esta ruta por Corea del Sur llevamos seguro de Iati, que nos ha respondido muy bien en otras ocasiones. Ya sabes, si te vas de viaje, compra tu seguro AQUI con el 5% de descuento
Ya tenía ganas de volver a leeros por aquí.
La verdad es que nunca me hubiera planteado ir a Corea del Sur y después de leer estas líneas es un país que apetece visitar.
Se nota que aprovechais los días sólo como vosotros sabeis hacer.
Lo que más me ha llamado la atención: la noche que pasadteis en el templo budista. Me encantaría vivir esa experiencia.
Ahora, a leer el siguiente pos.
Un besico amigos!!!
¡Hola Pili! Ya sabes que lo de compaginar viaje y escritura nos cuesta… 😉
A nosotros tampoco nos llamaba mucho la atención, pero ahora lo recomendamos. Lo de la noche en un templo budista lo contaremos con más calma porque mola mucho la experiencia. Un beso muy grande y ¡no dejes de viajar con nosotros!
Hola, interesante relato este de Corea, la verdad es que como tenemos unas ideas predeterminadas de como son estos países, en muchas ocasiones nos sorprenden, la verdad es que por no pararnos a pensar, porque conociendo las marcas Coreanas ya hay que pensar en un país muy industrializado y no sorprenderse por Seul y su Dongdaemun y su espectacular plaza hipermoderna, que contrasta con el precioso barrio tradicional de Buckchon.
En otro extremo los palacios, santuarios, mercados y monasterios, (preciosa la foto del donggung palace).
Muy apetecible como contáis la estancia en el templo budista y supongo que muy de agradecer el encuentro en Busan, ademas del apetitoso pescado fresco,
Jeju parece un sitio muy deseable ya me veo subiendo a ver el cráter y el cráter secundario con el paisaje espectacular que ponéis, las cascadas y los templos.
Jeonju, también lo presentas como muy interesante por sus construcciones y gastronomía, también me esta apeteciendo comer un bibimbap,
El remate la tensión que se debe respirar algunos días en la zona desmilitarizada de la frontera.
De nuevo un resumen vuestra estancia que primero vivimos al leerlo, luego envidiamos no haber estado y al final nos ilusionamos con ser capaces de organizarnos para hacerlo nosotros.
Bueno seguimos aprendiendo con vosotros, que nos abrir los ojos a esos países desconocidos y que gracias a vosotros ya lo son menos, me gusta esta forma de adquirir cultura, así que seguir ilustrando que nos hacéis pasar unos momentos muy agradables, sobretodo al pensar ¡¡ Como estáis disfrutando !!
Muchísimos besos y acordaros que aquí hay gente que os quiere muuuuuuuucho.
¡Pero qué repaso más exhaustivo al post!! Así da gusto, oye. Muchísimas ganas por leerlo con tanta atención y po sacar lo mejor de él. Parece que así cumplimos nuestro objetivo, haceros viajar un poquito con nosotros y transmitiros una parte de todo lo que estamos aprendiendo por el mundo. Ya. lo que faltaba, sería que os animarais a viajar a Corea del Sur. ¡Nunca se sabe!
Un beso de lo más grandes que puedas imaginar. ¡Os queremos mucho!