Japón es, posiblemente, el país que más nos costó (de organizar y de dinero, no nos engañemos). Es taaaan grande, hay tanto que ver y taaaaantas fuentes de información que te vuelves medio loco para planear una ruta por Japón. A eso añádele que dormir y desplazarse no es nada barato, y por si fuera poco, que los japos no son muy improvisadores (siempre hay excepciones) como para querer buscar alojamiento en una ciudad al llegar y encontrar algo que encaje (esto es lo que veníamos haciendo a lo largo del viaje, improvisar bastante, cambiar de planes una y mil veces…).
Al final nos salió una ruta por Japón en 45 días bien chula que combinó ciudades modernas y cosmopolitas con otras tradicionales, montaña, arte, islitas, playa, nieve, sol… vamos, un “completo”, y además bien acompañados. ¿Se puede pedir más?
Ah, otra cosa, nosotros no llevábamos el famoso JRpass, ya que íbamos a estar más de un mes por allí, haciendo los desplazamientos bastante separados en el tiempo y se nos salía muuuucho de presupuesto.
Y hablando de presupuesto, En Japón fue imposible mantener nuestro presupuesto de “vuelta al mundo”. No es que sea taaaaaaan caro como se dice a veces, yo creo que viniendo de vacaciones desde Europa te puedes gastar lo mismo que viajando a otros países europeos, pero estando de viaje largo el hecho de que una cama en el hostel más barato valga 17 euros por persona pues hace que los gastos se disparen.
Y sin más vamos a ello
Ruta por Japón en 45 días
Tokio, la mega urbe
Desde la llegada al aeropuerto todo fue un shock. Carteles ininteligibles, orden y el silencio en el metro, la limpieza, la cortesía japonesa, los WC, las máquinas de latas de bebida en cada esquina, la puntualidad, la mezcla entre tradición y modernidad… TODO. Pasamos los primeros días en Tokio, descubriendo poco a poco la ciudad y sus barrios, y nos alojamos en varios sitios distintos. Tuvimos la suerte de poder hacer couchsurfing un par de veces y tener contacto más directo con algunos japoneses, que fueron encantadores.
Nos lo tomamos con calma, ya que Tokio es inmenso, hay 23 barrios especiales y teníamos tiempo por delante, así es que estuvimos muchos ratos callejeando sin más, descubriendo rincones, tiendas, pequeños templos… es algo que nos encanta.
A Tokio vino a visitarnos Pablo, un amigo con el que pasaríamos la nochevieja. Los primeros días del año, en Japón, son vacaciones, lo que supone que cierren algunos museos, el mercado Tsukiji, etc, y eso nos marcó un poco el plan algunos días. Lo mejor de esa fecha es que los japos realizan la “Primera visita al templo” del año y alucinamos con el fervor que tienen los japoneses y la de pasta que se dejan en los templos y santuarios. Solo con deciros que por el año nuevo cambian las cajas de donativos que suele haber en los accesos a los templos por auténticas “piscinas”, para que se puedan lanzar las monedas desde más lejos de toda la gente que hay….
Más allá de la ciudad de Tokio
Desde Tokio hicimos dos excursiones. La primera a Nikko, a ver templos… está chulo, pero hay varios templos en obras, por lo que te pierdes alguna de las cosas más características de los palacios si lo visitas ahora… aún así, vale la pena.
También fuimos otro día por la tarde a Yokohama, ahí nos quedamos a dormir, porque nos apetecía ver el skyline por la noche, y nos pillaba de camino a Kamakura. Estuvimos el día siguiente completo en Kamakura, donde hay un montonazo de templos bien variados para visitar, y al final tienes que seleccionar qué ver, porque no da para todo. Eso sí, es muy chulo, a nosotros (a los tres) nos gustó más que Nikko.
La siguiente excursión que hicimos fue a Kawaguchico, para ver el monte Fuji. Aprovechamos para pasar allí el fin de año porque nos apetecía algo tranquilo, nos parecía simbólico lo de ver el Fuji como fin y principio de año. Fue espectacular, nos hizo un tiempo perfecto, y pudimos disfrutar del Fuji desde todas partes, desde el lago, desde el monte de enfrente, desde la pagoda Chureito… una entrada de año diferente.
Zona de montaña
Dejamos Tokio para subir a la zona de montaña, como es invierno, no se puede visitar todo lo que nos gustaría por la nieve. Fuimos en bus nocturno a Kanazawa, que es una ciudad que nos sorprendió bastante y nos gustó mucho más de lo que esperábamos, con su jardín Kenrokuen, su barrio de geishas y samuráis, y su museo del Siglo XXI, de la arquitecta Kazuyo Sejima, que me encantó. Solo estuvimos 8 horas, y lo tuvimos que ver todo de rally, pero en realidad era una parada que no pensábamos hacer, ya que la idea inicial era llegar a Kanazawa y tomar el primer bus para Shirakawa-go, pero no había plazas… es lo que tiene el año nuevo y las vacaciones. Fue una suerte el cambio de planes y desde luego nos parece que Kanazawa vale una visita.
En Shirakawago pasamos apenas 4 horas, poco tiempo, pero era eso o nada… es el tiempo entre el bus que llegó de Kanazawa y el último hacia Takayama. En Shirakawago pudimos ver las casa tradicionales Gasho Zuhri que la Unesco nombró Patrimonio de la Humanidad en 1995, y subimos a un mirador con vistas, un poco lejanas, del pueblo. Si vais por allí os recomendamos que no seáis tan “felicianos” como nosotros y lo programeis un poco más reservando los buses con antelación.
A dormir a Takayama. Nos gustó bastante, es un poco turístico de más, con sus preciosas calles del periodo Edo repletitas de gente, muchas tiendas, artesanía, sake… si te apartas un poco hay templos chulos y muuuuy tranquilos. Aquí nos nevó, y se quedó todo blanquito muy bonito, y comimos carne de Hida, la típica de la región, que es algo… A LU CI NAN TE. Es una carne de la raza Wagyu, como el famoso Buey de Kobe, pero con denominación de origen de aquí… diosito, se deshace en la boca. Eso sí, barata no es, pero… un día es un día.
Osaka y Kioto
La siguiente parada fue Osaka, una ciudad de la que no esperábamos mucho pero que en verdad nos gustó bastante. Lo más famoso de Osaka, además de su castillo y las calles que inspiraron los escenarios de Blade Runner, es su comida. Y es cierto, se come muy bien y variado por allí. También tuvimos sesión de templos y subimos a sus torres Abeno Harukas y Umeda (solo a la zona “free”).
Desde Osaka nos fuimos a Kioto, donde nos esperaba un reencuentro muy especial, venían a visitarnos mi mami y Juan Carlos ¡Irasshai massseeeen! Un día después nos despedimos de Pablo, que ya le tocaba volver a España.
Allí pasamos unos días en un apartamento que nos sirvieron para conocer la ciudad. Desde Arashiyama y su bosque de bambú, hasta el pabellón de oro, pasando por el de plata, el paseo del filósofo, el ryoan-ji ( un jardín zen muy famoso), y algunos de los templos y santuarios más espectaculares del país. Kioto es muy pero que muy turística, y tiene la peculiaridad de que está muy bien comunicada en bus (veníamos de Tokio que te mueves todo el rato en metro). Hasta el Fushimi Inari Taisha se puede ir en bus (o tren si te interesa más). Es una ciudad con muchos atractivos, y aún nos dejamos cosillas por visitar.
En Kioto nos animamos a alquilar un coche, y ¡vaya acierto! Os lo recomendamos 100% vale mucho la pena, te da una libertad increíble y depende de la zona que quieras visitar te facilita mucho la vida si hay malas comunicaciones.
Roadtrip en Japón
La primera parada fue Nara, donde pasamos una noche. Es una excursión que se suele hacer en un día desde Kioto, y da tiempo, pero como nosotros seguíamos ruta nos quedamos a dormir allí una noche.
Visitamos el parque, el Kashuga Taisa y el Todaiji … Por cierto que si tenéis ocasión madrugad y llegad a ver el gran buda antes de que lleguen los buses turísticos. El parque con las primeras luces del día está precioso, y te ahorras las hordas de gente queriendo hacerse fotos con los ciervos todos a la vez. Sí, en Nara ¡hay un montón ce ciervos!
Desde Nara nos fuimos a Koyasán, a vivir la experiencia de dormir en un shukubo, un templo budista, que es chula pero sale un poco cara, la verdad. Es muy chulo el sitio, y puedes acudir a las ceremonias budistas de la tarde y la mañana, pero sinceramente parece un hotel-ryokan más que un templo en sí (a nuestro juicio). ¡Es todo un lujo! Te dan tu yukata, te montan ellos el futón en la habitación, te sirven cena y desayuno kaiseki, tienes onsen para darte un baño caliente y además puedes acudir a las ceremonias de los monjes por la tarde y de madrugada. Tuvimos suerte de ser pocos guiris y estar muy tranquilos, y nos gustó mucho la experiencia, aunque si ya has ido o vas a ir a otro ryokan el alojamiento en sí te resultará parecido.
La siguiente parada fue Tanabe, que lo usamos como punto de partida para hacer una de las rutas de Kumano Kodo (la única ruta de peregrinación Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto con el Camino de Santiago). Como teníamos compañía y estábamos medio en forma Javi y yo (Vanesa) nos animamos a hacer los cuarenta y pico km en una sola etapa. Desde luego no es lo habitual, pero al llevar coche jugábamos con la ventaja de que mi madre y Juan Carlos nos llevaban al punto de salida y venían a recogernos a Kumano Hongu Taisha, la llegada. Nos gustó un montón, pudimos ir trotando a ratos, pues no llevábamos peso, y el monte estaba muy bonito. Conseguimos las credenciales de peregrino y completamos la ruta. Como fin de fiesta pasamos por Yunomine Onsen, donde estuvimos en Tsuboyu, un pequeño onsen privado en el río que nos dijeron que eran las únicas aguas termales en la que te puedes bañar y que está registrada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad… mola mucho.
Nos fuimos a dormir a Shingu. Visitamos la ciudad y su vecina, Kii Katsuura donde fuimos los únicos turistas en la lonja del pescado que nos llamó mucho la atención, pasamos por Kawayu Onsen, donde en invierno montan un sennin-buro, un baño al aire libre abierto y gratis y nos dimos unos baños antes de seguir ruta y por ultimo vimos el templo Seigantoji con su pagoda y la cascada Nachi ¡una preciosidad! antes de poner rumbo a nuestro alojamiento, una casa en medio de la nada que reservamos por airbnb.
Camino hacia el este
Tras devolver el coche en Osaka tomamos el tren rumbo a Kobe, donde a parte de visitar la ciudad y comer una carne ESPECTACULAR, tuvimos que visitar el hospital por un problemilla de Juan Carlos, nada grave, por suerte, pero ya no nos cuentan como son los hospitales japoneses.
Siguiente parada… Himeji, con su castillo, que vale la pena recorrer por dentro y por fuera, sus preciosos jardines y el monte Sosha, que nos pareció algo increíble, unos templos chulísimos en un entorno de montaña bien tranquilo. Sin duda, para perderse un rato por allí.
Tras pasar el día en Himeji fuimos a dormir a Hiroshima, donde visitamos la ciudad, y pasamos el día siguiente impactados por la visita al Parque conmemorativo de la Paz y su Museo. Aunque ya conozcas de sobra la historia estar allí pone los pelos de punta, se te saltan en m´s de una ocasión las lágrimas. Te deja sin palabras, noqueado.
Desde Hiroshima visitamos Miyajima, la islita famosa por su torii flotante, donde nos dimos el lujo de celebrar los cumpleaños acumulados con un regalazo de mi mami, una noche en el Ryokan Iwaso. Eso merece una entrada aparte. Pero solo os decimos que es algo para recordar toda la vida. Además la isla es preciosa y bien vale una visita.
Segundo road trip por Japón
Tras dudar un poco por donde seguir y viendo que los días de visita llegaban a su fin, nos animamos a alquilar otro coche en Hiroshima, y hacer una ruta circular por Shikoku. Entramos a la isla por la zona de la Shimanamii Kaido, una ruta que la gente suele hacer en bici pero que en invierno, y con viendo no era muy recomendable. Son 7 islas comunicadas por puentes que recorrimos en coche. La verdad, no nos arrepentimos de haber descartado lo de la bici.
Visitamos Matsuyama, una ciudad famosa porque en ella está el Dogo Onsen, el onsen más antiguo de Japón en el que por supuesto nos dimos un baño, y un castillo al que también nos acercamos. Seguimos ruta hacia el Valle de Iya, con su puente colgante, su maneken pis, y sus onsen al aire libre de infarto, y terminamos ruta en Kotohira, que también tiene algunos templos interesantes, un teatro kabuki muy chulo que se puede visitar por dentro y una fábrica de Sake, La noche la pasamos en Takamatsu.
Desde allí cruzamos en ferry al día siguiente a Naoshima, una interesante isla llena de rincones de arte contemporáneo, con múltiples museos, esculturas por la calle, etc. ¡Un sitio bastante recomendable (si te gusta el arte contemporáneo)!
Terminamos la ruta en Okayama, donde nos despedimos de mi mami y Jk, ¡¡ay que penita!! Nos quedamos con lo bueno, ¡han sido unos días estupendísimos! ¡Os esperamos en otra parte del mundo!
Breve incursión en Kyūshū
Al día siguiente desde Hiroshima, donde devolvimos el coche, pusimos rumbo a Fukuoka en cutre-bus nocturno (muy cutre para ser Japón, la verdad), donde pasamos un par de días descubriendo la ciudad, nos escapamos a Kumamoto, sin saber que tras el terremoto de 2015 el castillo y las residencias samuráis estaban impracticables. Una pena, aún así se poder ver por fuera el castillo, cómo quedaron las murallas, etc. Visitamos el jardín y de vuelta a Fukuoka, donde al día siguiente tomábamos un vuelo hacia Okinawa, donde pasaríamos nuestra última semana japonesa en casa de la hermana de una amiga de Valencia.
Okinawa, fin de ruta
¡Qué pequeño es el mundo cuando estás de viaje! Fueron unos días chulos, de vida familiar, de recorrer la isla, de alquilar de nuevo un coche, de visitar alguna pequeña isla alrededor (Kudakajima y Miyagijima), de comer como dioses en casa, y de pasar de nuevo por el hospital, que Javi se cayó de la bici y tuvimos que llamar a nuestro seguro. Era la primera vez que lo usábamos después de más de un año de viaje, y la verdad es que nos resolvieron todo rápidamente, nos dieron un par de hospitales a elegir, enviaron una carta de compromiso de pago al hospital y allí nos atendieron de maravilla. Os lo recomendamos si viajáis, sin duda alguna.
TSi contratáis desde aquí os hacen un 5% de descuento en el seguro, que son muy majos.
Y esta fue nuestra ruta por Japón en 45 días, estamos muy contentos con el resultado, aunque nos duele el bolsillo… esperemos recuperarnos en el sudeste asiático.
Papá says
un articulo muy denso, parece que se merecía al menos haberlo dividido en dos, es difícil quedarse con algo, donde hay tanta variedad, tantos sitios soñados, donde la modernidad y la tradición llegan a mezclarse y sobretodo cuando las referencias que tenías son muy vagas, cuando habéis resaltado lugares o paisajes que nos sonaban pero no tenían la nitidez que vosotros les dais, echo de menos la relación con los lugareños que está presente en todos vuestros artículos, (ya sé, que allí es prácticamente nula, pero la añoro), y como siempre despertáis la curiosidad y el deseo, ¿Me atreveré a conocer ese país de esta forma?.
Una entrada que he tenido que leer varias veces, para creerme que me había enterado y así notar como la habéis disfrutado y consecuentemente disfrutarla a través vuestro, (es un consuelo).
En fin, animaros a continuar con vuestro sueño, que con cada entrada al blog vamos haciendo nuestro también y queremos culminarlo con vosotros.
Todos los besos y abrazos que os apetezca y como siempre la petición de que no os olvidéis de que aquí hay gente que os quiere muchoooooooo.
BuscandoaCochet says
Jeje… bueno, en este caso es un artículo más enfocado a ayudar a aquellos que vayan a viajar a Japón ya que a nosotros nos costó mucho organizar ese viaje y creemos que familiarizarse con los destinos puede ser útil… 🙂
Ya vendrá algún post con anécdotas de Japón, que también hubo
¡Millones de besos de vuelta!
María Jose says
Hola!!! me encanta tu blog! una persona muy cercana a ti me lo ha recomendado porque el 4 de octubre viajó a Japon. Estaremos hasta el 14.
Tenemos pensado estarcdel 5 al 10 en Tokio y del 10 al 13 en kioto y desde los 2 sitios visitar Nikko, Hakone, Nara , Mijayima e Hirosima. Me puedes dar algún consejo acerca de si cambiarlas algún destino? he leído x ejemplo q te gustó más Kamakura q Nikko. Gracias y que sigais disfrutando de la experiencia.
BuscandoaCochet says
Hola María José:
Muchísimas gracias por tu mensaje. ¡Qué afortunada! Japón es una pasada…esperemos que lo puedas disfrutar tanto como nosotros.
Yo creo que tienes una idea de panes buena, pero también creo que vas a tener que madrugar y no perder ni un minuto para que te de tiempo a todo! ¿tienes el JRpass?
A ver, desde Tokio visitar Nikko un día y Hakone otro es posible, por lo que os queda tiempo para ver lo más importante de Tokio. Nuestra visita a Nikko no fue la mejor de todas porque lo más importante que visitar estaba en obras, así es que nos quedamos un poco despagados.
Kamakura nos gustó mucho, pero hay muchos templos y están bastante separados unos de otros, por lo que necesitas el día entero, si te animas a ir de vuekta puedes parar en Yokohama a ver el skyline por la noche, que es chulo. La visita a Nikko madrugando te permite ver algo más a la vuelta en Tokio.
En cuanto a Kioto lo veo un poco más justo de tiempo. Nara mínimo medio día, Hiroshima y Miyajima supongo que se pueden juntar en otro, madrugando, por lo que para Kioto te quedan un par de días ¿no? Yo no añadiría nada más, cerca tienes Osaka o el castillo de Himeji, muy interesante, pero es que si añades algo no te va a quedar tiempo para Kioto y Tokio…
Si quieres saber algo de un destino concreto, ¡pregunta! ¡Que disfrutes mucho del viaje!
Un abrazo
Javi y Vanesa