Os contamos, casi a tiempo real, nuestro diario de Viaje por Laos… ¡Comenzamos!
,Estamos en Chiang Rai (Tailandia) y nos levantamos con toda la calma del mundo, hoy queremos llegar a Laos pero está cerca, no es muy complicado… Recogemos y nos vamos a pillar el bus hacia la frontera. Salen cada media hora, son dos compañías distintas que se van alternando. Nada de lujos, ¿eh? Buses bastante cutrecillos.
Tras un par de horas el autobús nos deja en la parada de tuk tuks que te llevan a inmigración. Son solo 3km y el tuk tuk te cobra casi lo mismo que las dos horas de bus, así es que nos apartamos un poco, hacemos dedo y en seguida nos recoge un chico súper majo que nos acerca en su mini camioneta roja al puesto migratorio.
La frontera entre Tailandia y Laos
Ya en la frontera, yo con mis nervios… es que no puedo con las fronteras, no sé por qué, debí ser delincuente en mi otra vida o algo, pero es acercarme a una frontera y se me pone un dolor de barriga…
El lado tailandés es súper rápido, sello de salida y a cruzar el 4º puente de la amistad entre Laos y Tailandia. Este puente solo se puede pasar en bus, así es que compramos los billetes (con recargo de 5 bahts por haber llegado a la hora de comer –entre las 12:00 y las 13:00h-) y tras quince minutos cruzamos al otro lado. Aquí es un poco más largo el proceso ya que tenemos que hacer el visado “on arrival”. Rellenas dos papeles que están en una “cestita” y se los das al señor de la ventanilla, junto con una foto carnet, tu pasaporte y 35 dólares (se puede pagar en otra moneda, pero sale más caro). A los cinco minutos ya nos habían devuelto nuestros pasaportes visados. ¡Qué bien! Además, me pusieron el visado donde necesitaba, que me estoy quedando sin hueco en el pasaporte y cada página es una joya a día de hoy. Por cierto que sabíamos que hay horarios en los que hay que pagar una “tasa extra” en la frontera y los evitamos (fines de semana y antes de las 8 de la mañana y después de las 6 de la tarde).
Una vez en el lado laosiano usamos la misma táctica, hacer dedo hasta el pueblo. No pasaban muchos coches, pero al final unos señores tailandeses muy majos nos acercaron a la estación de buses. Hay dos estaciones, Huay Xai y Bakeo y la que tiene más frecuencia es la de Bakeo. Depende de a qué hora llegues puede ser que salga un bus antes desde la otra estación… no lo acabamos de pillar bien. Nosotros primero fuimos a Huay Xai, llegaos sobre las 14:00 y como el bus que nos servía salía a las 16:00 teníamos tiempo de sobra, así es que nos acercamos a Bakeo caminando, desde la que salía una minivan, más rápida y al mismo precio a las 15:30. Compramos los billetes, nos sentamos a esperar con algo de comer y una Beer Lao (oye, qué rica) y puntuales, salimos a recorrer las carreteras infernales de norte de Laos. No sé cómo será en otras zonas del país, pero aquí… uf, baches a tutti plein, y cientos de curvas, y gente vomitando desde el momento en el que salimos… eso sí, el paisaje muy bonito. Verde, verde y más verde.
Luang Namtha, un tranquilo pueblo del norte
En tres horas y media nos plantamos en la estación de buses de Luang Namtha, que está ubicada… ¡¡A diez km del pueblo!!! ¡¡señores… 10km!! De nuevo hay tuk tuks para llevarte y de nuevo nos quieren cobrar una barbaridad, así es que de nuevo caminamos y tras intentarlo bastante rato, al final nos para un bus que nos cobra 1 euro a los dos por llevarnos. Aceptamos y nos deja en el “centro” de Luang Namtha.
Aquí teníamos fichados un par de hotelillos, pero finalmente acabamos en el Khamking guesthouse, que está en la calle principal y nos le dejaba por 60.000 Kips, unos 6,60 euros la habitación con baño privado, wifi, TV y hasta aire acondicionado que podíamos usar a partir de la segunda noche (cosas de la negociación…jajaja)
Salimos a cenar y sin muchas ganas de complicarnos nos decantamos por unos bocatas… síiii bocatas, que hacía mil años que no comíamos. No es exactamente lo que nos habíamos imaginado (pan crujientito con tomate o algo así jiji)… pero están bastante buenos. Damos un paseo por el pueblo y a dormir, que la puerta del hotel la cierran a las 22:30.
El día siguiente nos lo tomamos con calma, un poco de trabajo, callejear por el pueblo, probar los noodles locales (¡muy ricos!) y poco más. No es que este sea el pueblo con más encanto del mundo, son un par de calles principales con algunas agencias de trekking, venta de billetes de bus, algunos restaurantes, y poco más. La mayoría de la gente viene hasta aquí es para hacer algo de actividad tipo trekking, por el Area Protegida de Nam Ha, o rafting y cosas similares. Nosotros leímos un poco experiencias de otra gente (menuda aventura la de Carmen) y, teniendo en cuenta que no somos muy de trekkings en grupo, descartamos la opción que, a parte, era cara y con poca frecuencia, por estar en temporada baja. Pero los alrededores del pueblo son muy chulos. Los visitaríamos más adelante con una moto de alquiler (hacerlo en bici también es una buena opción).
Esa noche cenamos en el Night market. Es diferente a los que hemos ido viendo por Tailandia. Aquí, además de tener brochetas o cosas así, también hay un montón de verduras. En realidad, hay varios montones de verduras cocinadas, y tú eliges uno de los montones y te ponen en una bolsa de plástico una ración para que te lleves. Está lleno de gente de aquí, no sé si es que les sale más barato que ir al súper o que no les mola mucho cocinar y se llevan la comida hecha a casa y listo.
Después de cenar nos acercamos a un puesto de licores y Javi se animó a probar un licor de los de aquí, a 22 céntimos de euro el chupito… imaginad lo que puede ser eso. Conocimos a unos chicos franceses que también estaban viajando y ya que estábamos, pues acabamos probando todos los sabores del puesto. (El mejor, el de “Eleven tigers” ¿¿??)
A la mañana siguiente alquilamos una moto y nos fuimos a Muang Sing a dormir ese día (os lo contamos en la siguiente entrada), y de vuelta, ya que teníamos moto aprovechamos para explorar los alrededores de Luang Namtha, que son una preciosidad. ¡Vaya colores! Puedes encontrar templos y pagodas (pero no muchos), pequeñas poblaciones, mujeres tejiendo, gente trabajando el arroz en campos inmensos, vacas, gallinas, cerdos, patos… un montón de animales paseando bien tranquilos por la calle. ¡Incluso puentes surrealistas que la gente se anima a cruzar en moto!.
En la oficina de turismo o en la tienda de alquiler de motos te dan un planito que está bien para recorrer los alrededores. Y en ruta siempre te puedes encontrar cosas inesperadas como un grupo de mujeres pescando con redes de modo tradicional, o una señora persiguiendo a una vaca que se le ha escapado.
En general la gente sigue con sus cosas aún cuando nos paramos a mirar. Está bien esto, no es un sitio de esos que te persiguen para que vayas a una agencia o a un restaurante concreto. Ni siquiera los tuk tuks son pesados. Si tú quieres un servicio lo solicitas y punto. Y te atienden con calma. Nada de tener el plato en la mesa a los 30 segundos de haberlo pedido.
Después de un par de días de introducción al norte de Laos decimos adiós a Luang Namtha y seguimos camino.
¡En breve estamos con vosotros en otra etapa de nuestro diario de viaje por Laos 🙂
Papá says
Ya me apetece conocer ese país y probar sus noodles, que ya añoro esos sabores, además ese verdor que contáis ( ¿ que hay de los mosquitos?), en fin que trasmitís un muy agradable viaje y apetece acompañaros, aunque a mí el tema de la moto no me termina de molar ( a Fani le entusiasma), y además parece que la gente es agradable y tranquila (¿habla inglés la gente corriente?)
Un relato muy entretenido en el que os imagino desenvolviendoos por Laos, con la soltura habitual y descubriendo esos lugares, de los que tenéis noticias por leer y leer y que tan bien sabéis disfrutar.
El tema de los nombres es capítulo aparte, ya que solo los intentare conocer si viajo a ese país.
Besos y abrazos a gogo, para que os acordéis de los que tanto os queremos !!!
BuscandoaCochet says
No creas que hablan mucho inglés por aquí, pero con gestos, y alguna palabra básica te apañas.
Los nombres son un suplicio para nosotros también, jajaja. Aún habiendo visitado los sitios. Ah! y lo de los mosquitos va por zonas… pero nos vamos apañando (y eso que no queda relec…jejeje)
Millones de besos de vuelta, como siempre, felices de leer tus comentarios. <3
¡¡Os queremos!
ReMe says
Que bien lo explicáis todo. Es casi casi como estar ahí. Me encanta como lo disfrutáis!!
No sé que deciros que no sepáis o que no se os haya dicho ya. Que tengo muchas ganas de volver a estar con vosotros; el país o el continente me da igual.
Seguid disfrutando de vuestra aventura y seguid contándonoslo.
Os quiero con toda mi alma!!!
Muchísimos achuchones!! 💋
BuscandoaCochet says
¡Muchas gracias!
Nosotros también tenemos muchas ganas de veros. ¡Menos mal que, aunque no lo usemos demasiado, tenemos el facetime!
Millones de besos y achuchones. No te preocupes que seguiremos contando nuestars aventurillas.
¡Os queremos!