Nuestro bus rumbo a la costa este uruguaya salía a la 1:00 y, supuestamente, llegaba a las 5:50. Pensamos, después de ver la puntualidad brasileña, que se demoraría un poco más y que llegaríamos a Punta del Diablo, nuestro destino, ya a buena hora, al amanecer. Pero no solo no se demoró, si no que además nos vendieron un billete de un bus directo y a las 4:50 de la mañana nos plantamos en Punta del Diablo. Sin saber muy bien que hacer nos acomodamos en la puerta de la terminal, que estaba cerrada, al igual que otros viajeros que estaban esperando a su bus, y cuando amaneció nos pusimos a caminar hacia el centro del pueblo, que estaba a 2 o 3km.
Punta del Diablo tiene encanto. Es un sitio con una Calle principal asfaltada, y el resto calles de tierra si planeamiento alguno. Hay tres playas principales, y alrededor de ellas han surgido edificios de una o dos alturas como mucho, bastante irregulares, de formas y tamaños de lo más variado que le dan un aspecto informal pero atractivo. De noche no hay prácticamente iluminación en las calles y es fácil medio perderse. Nos dijeron que Enero y Carnavales esto está a rebosar, pero la verdad, que a finales de febrero es una maravilla.
Nos tumbamos un rato a dormitar en la playa hasta que el sol está tan alto que empieza a molestar y yo (Vanesa) me quedo a la sombra con las mochilas mientras que Javi se va a la búsqueda de alojamiento. Conozco a un par de chicos chilenos que resulta que están haciendo el PFC (la tesis, le laman aquí) de arquitectura, y se han venido de viaje a buscar inspiración. Hablamos un buen rato. Es divertido, tienen ese enternecedor halo de ingenuidad propio de los estudiantes de arquitectura, tan alejado de la realidad pero tan hermoso… Nos mostramos mutuamente dibujos, etc. Y me cuentan que la noche pasada vieron noctilucas. Yo ni sabía lo que era eso, y me cuentan que como unos pequeños microorganismos que hay en el mar y que por la noche reaccionan con el oxigeno, al romper las olas, emitiendo algo de luz (bioluminiscencia). Muy interesante, me culturizaré más. Regresa Javi con el trabajo hecho. Al final nos decidimos por el Hostel el Indio que es mas barato que las habitaciones o cabañas dobles que había visto y parece tranquilo. Nos gustó. Pudimos descansar bien y a la vez se podía socializar con la gente en las zonas comunes. Allí conocimos a Víctor, un periodista que estaba haciendo la temporada de verano en el hostel porque el sitio donde trabajaba comenzó a ir mal y tuvo que moverse.
El día lo dedicamos a ir a la playa, comer empanada de pescado, callejear, caminar por las otras playas, etc. Vamos, relax total. Por la noche se preparó un asado en el hostel donde cada uno llevaba su comida y se cocinaba en las brasas comunes. Esta vez nos dimos a las chuletas (o chuletones) Madre mía, en una semana hemos rebasado los límites de la OMS para carnes rojas de todo el año… ¡Y lo que nos queda!
El día siguiente lo dedicamos a conocer el Parque Nacional de San Teresa, algo mas al norte de Punta del Diablo. Fuimos en bus hasta la entrada de la fortaleza y ahí unos militares se toman nota de quien eres y te permiten el acceso gratuito. (En realidad si llegas caminado por el sur nadie te pregunta nada). Son más de 1000 Ha de bosque de pinos y eucaliptos al lado de varias playas, que pertenece una zona militar. El edificio de la fortaleza, que data del Siglo XVIII no abre hasta una hora y media más tarde, así es que optamos por recorrer el parque.
Recorrimos toda la reserva haciendo CACO (Caminar/correr como dice Miren, nuestra entrenadora de Carreras por montaña). Pasamos por la pajarera donde hay un montón de animales, llamas, carpinchos, y algo parecido a jabalíes… en una zona acotada. Por suerte por la tarde conseguimos ver también carpinchos (o capibaras, que es lo mismo) en libertad. ¡Nos encantan estos animales!
En la reserva hay un camping, y varias zonas de cabañas (hay que llamar para reservar si uno quiere dormir allá). Una zona como de recepción (La capatacía), con un restaurante, Y varios supermercados o minimarkets, algún bar y hasta un cibercafé.
Comemos en una playa unos bocatas que traíamos preparados y seguimos de ruta para regresar a Punta del Diablo caminando tras pasar por el Mirador del Mangrullo y Recorrer Playa Grande, que está super tranquila y donde no dudamos en darnos un baño. Nos han salido unos 26 km a lo tonto a lo tonto.
Esa noche compramos pescado fresco (cazón) y calamares al lado de la playa y nos hacemos una cena ligerita en el hostel. Damos un paseo antes de cenar y probamos los buñuelos de algas, que son típicos de la zona… bastante buenos. Antes de acostarnos nos asomamos al mar ver si vemos noctilucas, peo hay demasiada luz, así es que, sin suerte, a la cama.
Al día siguiente nos desplazamos a Cabo Polonio. Ese es uno de los destinos que tenía en mente desde que decidimos ir a Uruguay. Lo había leído en algún blog de viajes, pero no era capaz de acordarme de cual. En cualquier caso recordaba que cuando en su día lo leí, pensé “yo quiero ir ahí”. Y no sé porqué, la verdad…. era como que “tenía algo…”
Tomamos un bus que nos dejo en un par de horas y en medio de una suave lluvia en la terminal de Cabo Polonio, un amplio edificio de 1 altura acristalado que funciona como intercambiador. Es el último punto al que se puede acceder en bus o coche privado. Cabo Polonio es un Parque Nacional y por lo tanto constituye un área protegida. Ocupa unas 25000Has y tiene un faro de 40m de altura, que se construyó tras múltiples naufragios, y una población a su alrededor de unos 80 habitantes.
Si Punta del Diablo parecía irregular qué decir de Cabo Polonio. Las viviendas salpican el cabo sin orden ni concierto. Se trata de viviendas muy pequeñas, en su día de pescadores, que hoy sirven como casa de vacaciones. También hay varios hostels, bares, tiendas de artesanía, restaurantes, incluso un supermercado. Aquí no hay calles, y la forma del propio cabo dificulta un montón la orientación.
Cabo Polonio tiene varias particularidades, una de ellas es que no llega la red eléctrica a las viviendas. Si que hay electricidad que llega al faro y a un hotel/restaurante, pero el reto de las casitas emplean paneles solares o disponen de generadores. Otra peculiaridad es que existe una colonia de lobos marinos en una isla próxima al cabo y en as proximidades del faro, que constituye uno de los mayores atractivos de la zona para los turistas.
La población está a 7km de la terminal de buses y la carretera, y hasta ella solo se permite el acceso a a unos camiones 4×4 algo surrealistas. Claro que también se puede ir caminando con la mochila al hombro o… corriendo. Y ¿Que creéis que hicimos nosotros? Seguro que alguno lo ha adivinado… Vane se fue en camión con las mochilas de los dos y Javi hizo el recorrido corriendo (y eso que llovía).
Tras recorrer y preguntar precio en varios hostels decidimos pagar algo más de la media por estar en un sitio algo apartado del centro (por llamarlo de alguna forma) bien cerca de la playa. Nos quedamos en el Cabo Polonio Hostel, que es una cabañita de madera que nos pareció una maravilla con sus hamacas, porche orientado hacia el mar e interior muy cuidado. Las habitaciones son MUY básicas, las literas y poco más, pero suficiente. La luz en las habitaciones es una mini tira de leds, y solo se puede cargar el móvil en el comedor a través de una toma de mechero. Aquí el generador solo se enciende para llenar el deposito de agua para la zona de duchas, y nada mas. Tanto la nevera como la cocina y el agua caliente van a gas. Hemos visto otros hostels que ofrecían agua caliente hasta las 22 o las 23 de la noche, por que después apagan el generador (por suerte).
Comemos en el hostel y por la tarde vamos a investigar por el pueblo y observar los lobos marinos. ¡qué pasada! Nunca habíamos visto animales así. Están ahí tumbados en la roca, tan tranquilos y a veces se medio pelean entre sí o se chillan… es interesante, aunque se ve un poco lejos, la verdad… Hacemos los dos paseos que indica un folleto que nos han dado antes de llegar al parque, y Javi se sube al faro a ver el pueblo y los lobos desde arriba. ¡Nada mal las vistas!
Después de un paseito, vemos la puesta de sol desde la playa sur, y por la noche vamos a cenar a “El león del cabo” un sitio que nos recomienda a chica del hostel donde, a la luz de unas velas, compartimos pescado rebozado, buñuelos de algas, algo parecido a unas bravas y una botella de vino. Estamos en un sitio especial y nos apetece darnos algún capricho. Nos atiende Pol, un chico de Barcelona que se ha venido esta temporada aquí a echar una mano a un colega.
De repente suena algo familiar… ¿perdón? Estamos en Cabo Polonio, medio aislados de la civilización y suena la música… ¡Pabellón Psiquiátrico! Ya nos habían dicho que Extremoduro gusta mucho por aquí, pero esto no lo esperábamos… jajajaja. Vaya momentazo.
Paseamos un rato por el pueblo, absolutamente a oscuras, guiándonos tan solo con la luna, que es bastante intensa.. y nos vamos a dormir. Esa noche ponemos el despertador dos veces, una a las 2 am para ver si hay noctilucas, nos acercamos a la playa pero nada. (la chica del hostel nos enseñó una foto de hace tres días espectacular) que pena!
La otra alarma sonó a las 6:00 am para ver amanecer. Y es que la forma de Cabo Polonio te permite disfrutar del atardecer en la Playa Sur y el amanecer desde la Lobería. ¡Muy chulo! Nos volvemos a acostar un rato que tanto despertar… y nos levantamos sobre las 9 para desayunar con vistas al mar y prepararnos para ir caminando-trotando hasta Valizas que es otro pueblo de playa del estilo de Punta del Diablo pero algo más pueblo, y algo más hippy. De ida son como unos 8 kilómetros por la playa y las dunas móviles tan características de la zona, subiendo al cerro de la Buena vista que es el punto más alto de la zona con sus alrededor de 100 metros desde donde se ven unas buenas vistas de Cabo Polonio y Valizas,
Ya en Valizas buscamos un cajero, que no hay, y wifi (en Cabo Polonio no hay ni de coña) y solo la encontramos en la terminal de buses, gracias a un bus allí estacionado que sí tenía red. Nos ponemos al día de noticias y descartamos la posibilidad de tener que volver a Montevideo más deprisa por tema laboral, lo que nos va genial pues así podemos quedarnos otra noche en Cabo Polonio que nos ha enganchado, porque es una maravilla. Comemos baratico en Valizas y nos damos un baño antes de emprender la vuelta. Aquí nos separamos y Vane vuelve por la playa siguiendo más o menos el camino de ida y pasando por la frontera de los imperios, la primera marca que indicaba el límite entre los imperios de España y Portugal a mitad del siglo XVIII según el Tratado de Madrid. Mientras, Javi decide dar una buena vuelta corriendo, llegando de nuevo a la terminal de Polonio por otra ruta (costó encontrarla) para intentar sacar dinero en el cajero que no funcionaba y volviendo al cabo por la ruta de los camiones. Al final después una buena vuelta de unos 23 kilómetros sobre arena llegamos al hostel y lloramos un poco para ver si nos hacen un descuento por quedarnos una noche más ya que este hostel es un poco más caro que otros pero hemos estado genial. Nos hacen un pequeño descuento que no será tal porque al no haber podido sacar dinero no tenemos pesos uruguayos y tenemos que pagar en dólares con un cambio un poco peor pero bueno tampoco nada grave. Cenamos en el hostel y luego paseamos por el cabo esperando que baje la luna para tratar de ver las noctilucas. Cuando ya nos damos por vencidos, nos acercamos a la playa a mojarnos los piés y de repente… ahí lo vemos! ¡¡los puntitos azules!! No son de foto pero se ven claramente cuando rompen las olas. ¡Qué emoción! La verdad que verlo en día que haya muchas debe de ser espectacular. Contentos y cansados nos vamos a dormir que ha sido un día largo.
Al día siguiente despertamos tranquilamente, desayunamos mirando el mar (aunque aparecen unos alemanes un poco guarretes estropeando el momento) y nos vamos a recorrer el cabo y despedirnos de los leones marinos. Agarramos las mochilas y al camión que nos lleva por las dunas hasta la terminal. El tiempo no acompaña tanto como los días anteriores… ¡El cielo impresiona!
Finalmente nos decidimos por La Pedrera, ya que nos estaba gustando este rollo tranquilo de playas sin grandes construcciones, calles sin asfaltar y ambientillo algo distinto. Al bajar del bus, y tras mirar unos cuantos alojamientos, nos decidimos por el Complejo los Barrancos, donde nos alojamos en una Carpicabaña (me encanta ese nombre, jijiji) que viene a ser un híbrido entre una carpa (o tienda de campaña) y una cabaña. Esto es, son cabañas de madera con cama, nevera, pila de fregar y poco más… vamos que no tiene baño y hay que ir a un baño común. La carpicabaña era muy básica, pero podíamos usar todos los servicios del hostel, que la verdad estaban bastante bien, tenía hasta una pileta fantástica, pero por desgracia el día no acompañaba y no le dimos uso.
Lo primero fue intentar (fracasando) sacar dinero. El cajero de la calle principal no nos daba ni un duro y la otra forma de sacar (en un súper que tenía un TPV solo para retirar dinero tampoco). Fue un poco desesperante porque la compra se podía pagar con tarjeta (y funcionaba) y el alojamiento también, pero no llevábamos ni cincuenta pesos en efectivo por lo que no pudimos ni comprar fruta en un puesto súper apetecible, ni tomar un café. Recorrimos el pueblo, que está lleno de locales, tienditas, cafeterías y bares de copas y tiendas que abren hasta las 12 de la noche! Suponemos que en temporada alta esto se llena, pero ahora (mitad de febrero y tiempo lluvioso, está bastante vacío, y eso que aún es verano aquí!) nos acercamos a las playas que también estaban vacías, apenas alguien haciendo surf, e incluso nos encontramos con una inauguración de una exposición de pintura y fotografía, ¡Con lo que nos gustan los saraos! Allá que fuimos… y sí, tal y como preveía Javi nos invitaron a unas copichuelas de vino como debe ser en toda inauguración que se precie… jeje.
De vuelta al hostel para preparar la cena nos encontramos con un cuartero de chicos que cantaban en la calle que nos encantó! De hecho estamos intentando aprender una de las canciones que les escuchamos para cantársela a los sobris… jijiji. Preparamos una cenita y pronto a la cama, que al día siguiente pillábamos el bus a las 7 de la mañana.
Llegamos a Colonia Sacramento después de una escala necesaria en Montevideo para cambiar de autobús. Eran como las 13:00 y con un mapa en la mano que nos ofrecieron en la oficina de turismo de la terminal Javi se dirigió a buscar alojamiento mientras Vanesa se quedaba con las mochilas en un edificio destinado a Información desde el cual nos recomendaron algunos hostel.
Nos alojamos en el Hostel Español, en un dormitorio compartido, pues no quedaban dobles y además sólo era una noche y nos venía bien ahorrar un poco. Dejamos las cosas y salimos a pasear por la Ciudad, cuyo Barrio histórico es Patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1995.
La ciudad fue fundada por los portugueses en 1680, Tiene una posición estratégica en la orilla norte del Río de la Plata, frente a Buenos Aires. Su Barrio Histórico no se ajusta a trama cuadriculada habitual de la época. Su trama es libre, se adapta a las características topográficas del lugar y recibe influencia de su función militar. El barrio ha mantenido su estructura original y la escala urbana, por lo que respecta tanto a sus edificios y espacios urbanos y esto, entre otros, le da un valor patrimonial excepcional.
Antes de salir a conocer la ciudad compramos los billetes para el Buquebús que nos llevaría a Buenos Aires al día siguiente. Tampoco había muchas opciones que nos encajaran (Queríamos ir por la tarde), Un a vez tuvimos la faena hecha, salimos a turistear… callejeamos todo el barrio histórico, atravesando el portón de acceso al recinto amurallado, paseando por sus callejuelas empedradas, observando las viviendas coloniales, la plaza mayor, la catedral, el faro… deteniéndonos en el famoso Callejón de los Suspiros, y disfrutando de la puesta de sol en la parte oeste de la ciudad… Por suerte no había demasiada gente, pero sí se veía más turismo internacional que en otros puntos que hemos visitado en Uruguay. Nos acercamos al puerto de yates , y después al Bastión del Carmen, convertido hoy en un Centro Cultural, donde había una expo de fotos de los Rolling y una función teatral que finalmente no vimos. Cenamos cerca del hostel, ya fuera del barrio histórico, en una pizzería napolitana que hacía unas pizzas espectaculares, las mejores de todo el viaje, desde luego. (Se llamaba Don Joaquín, por cierto) y no estaba nada mal de precio.
Antes de ir a dormir dimos un último paseo por el barrio histórico que tenía las terrazas llenas de turistas, y aún había hasta sitios para salir un rato a tomar algo… nosotros nos retiramos pronto que el día de antes no habíamos dormido casi nada. A la mañana siguiente salimos a correr un rato, Javi llegó al Real de San Carlos, construida a medidados del siglo XVIII y llamada así en honor al Rey Carlos III de Borbón, que tiene hasta Plaza de toros y un frontón de Pelota Vasca ¡A miles de km de Euskadi!
Tras la ducha de rigor y el desayuno, fuimos a parar a un mercadillo de fin de semana donde vendían un montón de cosas súper apetecibles, desde empanadas, tartas de verduras, bocatas, panes, futas, cocteles… también había ropa, antigüedades, etc. Estuvimos un buen rato por allí, nos acercamos a la feria de artesanos que está bastante cerca, y nos acercamos al barrio histórico a dar el último paseo. Vane aprovechó para ver los museos municipales. Son como 6 mini-museos que puedes ver por 50 pesos uruguayos (no llegaba a 2€ al cambio) El Portugués, la Casa Nacarello, el Municipal, el del Azulejo, el Indígena y dos más que yo no vi. Para lo que pagas está bien, son distintas construcciones del siglo XVIII donde se observan tipologías o sistemas constructivos distintos, y mobiliario, artilugios o vestimenta de la época. Realmente son museos súper locales (alguno de ellos como el del azulejo se ve incluso desde la calle, pues es una mini sala), que nadie espere grandes museos.
Nos compramos un último chivito al pan en un puesto callejero que habíamos fichado el día de antes (cerca del hostel El viajero) y nos fuimos rumbo a la Terminal de barcos, donde justo al lado había una plataforma ferroviaria como la que tenemos en el pueblo y que para muchos pasa desapercibida. Nos encantó verla pues nos trajo a la mente recuerdos de “casa”.
Y de ahí, pusimos rumbo a Buenos Aires en Buquebús, pero esto os lo contaremos en el siguiente post. 🙂
Papá says
Uf, he terminado cansado, vaya trajín, además parece que no paráis de comer. Estamos conociendo, a través vuestro, sitios inimaginables y a veces siento un poco de temor por lo atrevidos que sois, pero claro esto es desde la perspectiva de aquí de lo que contáis, supongo que vosotros lo tendréis claro, aunque eso de volver un montón de Km. cada uno por un sitio, ……….
Entre amaneceres y atardeceres, llevareis ya mil fotos, además de esos pueblos, en los que no me puedo explicar ¡¡¡ Como encontráis españoles en cualquier sitio!!!!!
Bueno un nuevo disfrute, que siga la marcha y que lo sigas pasando tan bien como contáis. miles de besos y ¡ nHasta el infinito y más allá!!
Ana Mari says
Hola tan interesante como siempre. Una redacción muy amena qw nos hace disfrutar con vosotros. Besicos.
pepe lorente cuenca says
A parte de lo bien que os explicais, parece que lo estais pasando muy bien y conociendo un monton de cosas que de no ser por que sois unos atrevidos no hubierais conocido. Seguir contandonos y mandando fotos pues es muy bonito tener noticias vuestras y ver tantas cosas.
Un beso muy fuerte para los dos
Reme says
Ole, ole y ole!! Qué bien nos lo explicáis todo!! Venga, no tardéis tanto en el próximo!!😍😍😍😍
BuscandoaCochet says
Muuuuuuchas gracias. ¡Poco a poco! (Las cosas de palacio van despacio…jijiji) Besos mil
Pablo says
Pabellón Psiquiátrico, que momentazo…. 😀 😀 😀
BuscandoaCochet says
Sabíamos que te gustaría… ¡Imagina nuestra cara!
Pili says
me ha encantado lo de Pabellón Psiquiátrico!! Que pelotazo, jajaja y también me he resultado muy curioso las noctilucas, ahora quiero verlas yo!!!
Leyendo lo que contáis es como si estuviera allí, me veo a vuestro lado recorriendo esos puestecitos que tienen tan buena pinta!!!
Espero que sigáis teniendo buenas experiencias, hasta el próximo post!!! besicos!!
Sandra says
Madre cuantas cosas! y todas tan interesantes……y es que parece que esteis aqui al lado!!!
ah!! Marki dice que quiere un Carpincho!!! que animalito tan gracioso por favor jijiji
Besicos mil!!!!
BuscandoaCochet says
Muchas gracias por estar al otro lado… ¿A que molan los carpinchos? ¡A ver si encontramos alguno chiquitito para llevarle a Marc! Besos