Nos habíamos quedado en el bus, saliendo de Puerto Iguazú. Tras varias horas de ruta, en las que a lo largo del trayecto nos ofrecieron gratis a todos los pasajeros desde un café hasta una especie de Baileys, llegamos a San Ignacio, nuestra siguiente parada. La lluvia nos acompañó desde que salimos de Puerto Iguazú, y no se detuvo en todo el trayecto. Pasamos una hora esperando en la terminal (que está fuera del pueblo) y viendo que el temporal no amainaba, Javi se armó de valor para ir a la búsqueda de un alojamiento. Al cabo de un rato paró de llover, y cuando fuimos a instalarnos ya había mejorado el tiempo notablemente. Finalmente nos quedamos en el Adventure Hostel, que no era nuestra prioridad, pero salía económico, y total, para una noche… teníamos una habitación triple con posibilidades de que viniera alguien a ocupar la cama sobrante, pero por suerte no vino nadie y dormimos solos.
Esa tarde la dedicamos a pasear por San Ignacio, que es un pueblo es el que solo están asfaltadas parte de las calles, y las demás son de tierra de intenso color rojo que, con las lluvias, era un auténtico barrizal. Todo son casas bajitas, es bastante tranquilo y el mayor atractivo turístico del pueblo son las ruinas jesuíticas.
El hostel está al lado de la Plaza del Pueblo, que está repleta de vegetación, y parece muy agradable, pero con la que ha caído no hay nadie disfrutando de ella. También hay un supermercado chino (no es el primero que encontramos) y una verdulería en la esquina de al lado del súper con muy buena pinta. Fuimos a ver los horarios de la misión y nos informaron para el día siguiente. También nos dijeron que hasta octubre había un espectáculo de luz y sonido nocturno, pero se quemó el sistema en un a tormenta eléctrica y desde entonces, nada.
Javi se fue a correr por la reserva natural Teyú Cuaré, un espacio natural situado al lado del río Paraná y que es una reserva de Indios Guaraníes. Un trozo de selva algo menos invadida por la civilización aunque con algunas partes también explotadas de cara al turismo. Hay unas sendas relindas donde por fin se puede hacer algo de trail running llegando a unos miradores sobre el río y entre otros lugares, llegando a las Casas de Borman, ruinas que se supone que sirvieron de refugio a dicho personaje que fue la mano derecha de Hitler y que vino aquí al terminar la segunda guerra mundial. Y es que desde que estamos por aquí hemos visto que hay gente que tiene la teoría de que Hitler no se suicidó en el bunker de Berlín, si no que huyó a Argentina… cuanto menos, curioso.
Ya en el hostel preparamos al cena con una pareja de argentinos con rastas muy majos que nos dan a probar la mandioca frita que está espectacular y gracias al chico que lleva el bar del hostel descubrimos que Raúl, un amigo de cuando hice el Erasmus en Florencia pasó por aquí hace menos de un mes… ¡Pero qué pequeño es el mundo!
A la mañana siguiente el tiempo mejoró bastante y fuimos a visitar la misión de San Ignacio Miní, que da nombre al pueblo. Entre 1609 y 1618, en la zona, se desarrollaron las misiones Jesuitico-guaraníes. Fueron 30 reducciones de indios guaraníes que conformaban la provincia Jesuitica de Misiones. Hoy, 15 de esos pueblos pertenecen a Argentina, 7 a Brasil y 8 a Paraguay. De todas ellas, 7 fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco en los años 90 y San Ignacio Miní fue una de ellas.
No voy a enrollarme aquí a explicar las misiones para que no os durmáis, pero prometo un post exclusivo del tema, porque me resultó muy interesante.
Visitamos los restos de San Ignacio, donde se conserva la estructura de lo que era la misión, con una plaza central, parte de la iglesia, claustro, talleres, y viviendas de los guaraníes. Lo hicimos de la mano de un guía que nos dio alguna pincelada histórico-artística, la verdad, con bastante cuidado de no juzgar lo que allí se desarrolló hace 4 siglos, y después, antes de seguir camino a Santa Ana, decidimos hacer una última parada en el hostel para darnos un bañito para aplacar el calor. ¡Qué bien sienta!.
Mochilas al hombro y a la terminal de autobuses. El bus a Santa Ana te deja en medio de la carretera, y nos toca andar con las mochilas bajo el sol un buen rato. Al final, llegamos a Santa Ana y estamos solos. No parece que se acerque mucha gente por aquí. De hecho el guía nos dice que somos los visitantes número 3 y 4 del día. Nos toca un guía que es una pasada. Sabe un montón, y responde a todas nuestras preguntas, se nota que disfruta su trabajo. En Santa Ana no se ha reconstruido nada, a diferencia de San Ignacio, aquí tan solo se han hecho labores de consolidación, y por eso resulta menos atractiva para muchos visitantes… hay poco que ver y pocas fotos que sacar. Pero si tienes la suerte de que te toque un guía como el nuestro aprenderás un montón sobre el tema.
Ya por la tarde tomamos un bus a Posadas y al llegar a la terminal, de nuevo otro bus a casa de los que iban a ser nuestros anfitriones los siguientes días.
Siempre decimos que viajar te puede aportar cosas maravillosas, y creemos que si haces couchsurfing más.
Para los que no lo sepáis, couchsurfing es una red de personas que desinteresadamente reciben en su casa a otros viajeros. Es algo más complejo que esto, pero para hacerse una idea… nosotros llevamos años apuntados, y hemos recibido tanto en Zaragoza como en Huesca algunas visitas. Gente de Inglaterra, Dinamarca, Francia, Alemania, Australia, etc., se han alojado y han compartido charlas, cenas o cervecitas con nosotros. Para alojarnos sólo lo habíamos usado en Moscú, durante el Transmongoliano, y en México DF, ambas experiencias buenísimas.
A través de couchsurfing a veces conoces a gente fantástica, y este fue uno de esos casos. Nuestros días en Posadas llevan tatuado el nombre de Adriana. Adri y su novio Nico nos acogieron en el fantástico piso que comparten, y pronto nos hicieron sentir como de la casa. También tuvimos la ocasión de conocer a sus hermanos, con los que compartimos comidas, cenas, mates, tereré, piscina y muchas horas de charlas. Disfrutamos mucho nuestros días en Posadas gracias a toda la familia, y como les dijimos, ya son parte de esta aventura.
La primera noche nos animamos a preparar un arroz con pollo y verduritas y nos juntamos 6 para cenar.
Al día siguiente Adri y Nico nos prestaron sus bicis y bajo un sol de justicia recorrimos toda la costanera de Posadas, una especie de paseo que da al río. Callejeamos por el pueblo y acabamos en la “playa” donde el agua no bajaba de los 40 grados, sin exagerar, y la temperatura ambiente era de 46º. Qué horror.
A casa a ducharnos a ver si baja el sol. Esa noche vino a cenar Sebastián, el hermano de Adri, y preparamos tortilla de patatas y salmorejo, fue un éxito y no sobró nada de nada. También compramos chipas, una especie de masa con queso que está que te mueres!
A la mañana siguiente nos pusimos rumbo a Paraguay, queríamos haber pasado una noche en Encarnación, la ciudad que está al otro lado del río Paraná, pero era sábado noche y carnaval, y se vé que el Carnaval de Encarnación es tan famoso que no había forma de encontrar sitio para dormir, así es que fuimos solo a pasar el día. Se puede cruzar en un colectivo (bus de línea) que para en la frontera para hacer el papeleo dos veces (recomendamos madrugar, porque cuando fuimos nosotros había una cola brutal). Este deja en la terminal, desde donde salen otros buses a todas partes, también hacia las misiones que queríamos visitar. A nosotros nos tocó el más mugriento y viejuno que hemos pillado nunca… ¡qué asquete! Mejor no mirar, de verdad…
Nos deja en medio de la carretera, una de las misiones queda a unos 600m andando, y la otra a 12km, no hay transporte público por ser sábado tarde (o eso nos dicen) así es que finalmente vamos en taxi compartido. Visitamos Jesús de Tavarangüé, que no es demasiado grande. Estas misiones de Paraguay son algo posteriores que las que vimos en Argentina, y eso se percibe en el estilo y la decoración, más avanzada.
La guía cuenta alguna cosilla pero poco nuevo, tras hacer alguna foto preguntamos en la taquilla y nos dicen que hay un bus en 10 minutos… mientras lo esperamos aparece el taxista que nos ha traído, que insiste en que no hay por ser sábado. Al final conseguimos negociar y accede a llevarnos a los tres que estamos en la parada a precio de bus, así es que nos vamos con él. Nos deja donde nos ha recogido y ponemos rumbo a la última misión pero antes de llegar cae el diluvio universal. Cuando para un poco de llover visitamos Trinidad por libre, ya que los guías parece que no tienen muchas ganas de trabajar con la lluvia… Esta es bastante grande, tiene una estructura similar a las demás pero con la característica singular de que tiene dos iglesias.
De regreso a Encarnación damos un paseo por el pueblo, entramos a un súper a cotillear y comprar la merienda (es un poco más barato que Argentina) y nos acercamos a la playa de Encarnación a sentarnos a merendar, mucho más grande y animada que la de Posadas, además está en una zona donde el agua circula sin problemas, por lo que no está tan caliente.
Por la noche cenamos unas pizzas en casa de Dana, la hermana de Adri y nos dan casi las dos de la mañana hablando. Dana ha viajado mucho y entre anécdotas de unos y otros se pasan las horas rápido.
Nuestro último día en Posadas lo dedicamos a vaguear, comemos de nuevo en casa de Dana, una pasta buenísima rellena con una salsa que preparó Adri, y nos pasamos la tarde en la piscina de la terraza a remojo combatiendo el calor entre baños y tereré (el tereré es algo parecido al mate pero que se prepara con agua fría, en este caso agua con un poquito de limón, es más refrescante y con el calor que hace sienta de lujo). Antes de irnos merendamos un bizcocho de coco y dulce de leche que ha preparado Mariana, la otra hermana de Adri, y nos despedimos de todos. Han sido unos días fabulosos. Nos encantará volverles a ver!
A las 23:00 sale nuestro bus nocturno rumbo a Colón, desde donde tenemos la intención de entrar a Uruguay unos días. Nos sirven una cena fría “de los más apetecible” jajajaja. Cenita y a dormir.
¡Os seguiremos contando!
Datos prácticos:
Las visitas a las misiones incluyen guía. Si puedes infórmate de los horarios
Con el ticket de acceso a San Ignacio Miní hay acceso libre e la misión de Loreto y la de Santa Ana. (las tres van en el mismo ticket, da igual dónde lo compres)
Con el ticket de Jesús de Tavarangüé se accede también a Trinidad (y viceversa)
A Paraguay se puede ir en tren o es bus (se toma en la avenida Entre Rios, es blanco y pone un cartel de “internacional”. La ventaja del bus es que te deja en la terminal, útil si tienes que cambiar de destino. Si vas a la playa da más igual, el tren te deja bien situado.
Papa says
Esto es para vivirlo, leyéndolo pasas más envidia que disfrute, tenéis la suerte de los atrevidos y me alegro mucho de que sea así.
Me quedo esperando el post sobre las misiones, pues me gustara conocer algo más detallado, seguir disfrutando y haciéndonos partícipes de ello.
Todos los besos del mundo .
BuscandoaCochet says
La verdad es que no nos podemos quejar, ¡somos muy afortunados!
Queda pendiente ese post, pero prometo que llegará
Un beso enorme
Bego says
Qué interesante lo de las misiones y cómo me gustaría ver todo aquello. ¡Seguid contando! Muuuuchos besos!!!!
BuscandoaCochet says
Bego! sí que te gustaría, sí. Intentamos que, al menos, os sintáis más cerquita.
Besos
Pili says
No hay mejor manera de levantarse por la mañana que leyendo vuestras entradas! Así da gusto empezar el día!
Os veo como pez en el agua moviendoos por allí y conviviendo con las gentes de cada lugar (sé que las tarjetitas tienen mucha culpa de ello, jajaja).
Me ha resultado curioso que den cenas en el bus, o café, jeje.
Algunas palabras como el mate, dulce de leche,me resultan familiares por mi madre jeje. Me dice muchas veces que se hubiera ido ccon vosotros! Especialmente cuando le digo que estáis por Argentina.
Amig@s de nuevo os digo que me alegro mucho de leeros, mientras lo hago es como si estuviera hablando con vosotros en persona.
Os espero por aquí para la siguiente entrada. Os quiero! Besicos de Rubén y Punset. Y yo os mando un gran abrazo! ♡
BuscandoaCochet says
Muchas gracias por tus palabras!
La verdad es que el día que nos dieron el Baileys en el bus fue muy surrealista! jajaja, ¡Que era por la mañana!
Se podía haber venido… unos días aunque fuera!
Espero que al menos, leyéndonos se traslade hacia acá con la mente…
PD. Debo confesar que las tarjetitas las dejamos en España (llevamos equipaje mínimo), pero las usamos tantas veces antes de venirnos que nos acordamos de las preguntas principales y así podemos jugar con eso!
Besos y gracias!
Ana Mari says
Siempre es una alegría veros, ademas cada día se os ve mas guapos y relajados… es lo que tiene disfrutar de vuestra experiencia. Leer vuestros post es un placer, para mi, además son muy didácticos. Mucho mejor que españoles por el mundo jaja.
Un besico y a esperar el próximo.
BuscandoaCochet says
Gracias Ana! La verdad es que estamos aprendiendo un montón de cosas en este viaje
¡Un besico por allá!
Itziar says
Parecen muy interesantes las misiones y muy buena compañía los anfitriones!!
Bueno volveré a leeros en unos días!!! Bss
BuscandoaCochet says
¡Seguiremos contando cosas por aquí en breve! Besos
los gabachos says
Yo tengo un retraso de post leidos…… y como no me pones fotos “interesantes”, pues eso… Besos a los dos (y al cerdo)
Carmen y Angel says
Esta parte, nos resulta muy interesante y agradecemos toda la información. Vivirlo tiene que ser único. Ánimo y adelante que tenéis la suerte de poder estar ahí.
Un abrazo