Bajamos medio somnolientos del autobús, en un cruce de la carretera antes de llegar a Curicó, donde nos había indicado Reinaldo, y ahí estaba él, cuando no eran ni las siete de la mañana, esperándonos en su camioneta para llevarnos a su casa rural.
La Casa Rural Curicó es un proyecto familiar en el que se ha embarcado la familia Cubillos-Gutiérrez, que genera alimento con tradiciones del campo chileno y tiene por objetivo dar a conocer a las nuevas generaciones información sobre cómo cuidar el medio ambiente y nutrir de forma consciente el organismo.
Tienen caballos y vacas, y también fabrican queso artesanal, hacen paseos a caballo, y rutas en bici entre otras actividades. Si queréis conocer más sobre ellos… esta es su web: http://casaruralcurico.cl/
Llegamos en medio de una espesa niebla que le daba un aspecto muy campestre y rural y algo misterioso a la casa, ya que se encuentra situada en medio de un amplio terreno con mucho verde alrededor.
Al llegar, Mónica, la mamá de Reinaldo, nos estaba esperando con un desayuno de campeonato: pan casero, queso artesanal, mantequilla y mermelada también hecha por ellos, café, fruta, jugo recién hecho… vamos de maravilla. Desayunamos todos juntos, nos instalamos en la habitación que nos habían preparado y nos fuimos Reinaldo, Javi y Vane a dar una vuelta en bici por los alrededores, para conocer la zona. Nos acercamos a una bodega, donde nos explicaron un poco cómo fabricaban el vino. Fue bastante interesante, la verdad… esta zona es muy famosa por la producción vinícola que se exporta a nivel internacional. Cabe destacar la producción de uva Carmenere, originaria de Francia y que desapareció allí por la plaga de la filoxera en el S. XIX, hoy Chile mantiene esta cepa y su vino es muy apreciado en mercados internacionales. Y también cabe destacar que hay vinos chilenos bueniiiisimos muy bien de precio, jeje.
Vimos la casa anexa a la bodega del dueño, que ¡vaya jardín inmenso que tenía! Y subimos a unas cubas desde las que divisaban los alrededores, entre ellos una granja de cerditos, tema estrella de las conversaciones entre Reinaldo y Javi.
De camino a casa Javi pinchó la bici, por suerte ya estábamos cerca y no tuvimos mayor problema.
Al llegar a la Casa Rural Curicó, Mónica estaba preparando empanadas chilenas para comer, y, cómo no, quisimos aprender a hacerlas, así es que manos a la obra (no os perdáis la receta: aquí). La verdad es que salieron buenísimas, súper jugosas y nos comimos un montón cada uno, acompañadas de una buena sopa.
Poco después salimos de nuevo, esta vez Reinaldo nos había preparado una excursión en bici a una cascada en la Cordillera de los Andes. Nos acercamos en camioneta con las bicis dentro, pasando a que arreglaran en un minuto la bici de Javi en un taller vecino.
Hicimos un recorrido en bici de unos 13km, nada de asfalto, a diferencia del paseo de por la mañana… A Vane aún le dolía el culo de la ruta en bici por el bosque de los Arrayanes y tocaba ciclar de nuevo. La ida es todo cuesta arriba y se hacía complicado, pero al final llegamos a un punto en el que escondimos las bicis y bajamos caminado al río. Visitamos la cascada de las Buitreras, un sitio muy bonito, lleno de vegetación y con unas pocitas para bañarse y todo, pero en verano, que ahora tampoco hacía tanto calor.
Pasamos un buen rato allí descansando, relajados y emprendimos camino de vuelta, primero caminando y luego en bici. Llegamos a la camioneta y camino a la Casa Rural Curicó paramos a por algo de vino para la cena, que Reinaldo (padre) iba a preparar un asado de chancho (cerdo) y la ocasión lo merecía. Cenamos los cinco alrededor del fuego, una carne de cerdo buenísima, bien cocinada y regada con vino chileno, mientras conversábamos animadamente y contemplábamos las estrellas. La casa está ubicada en un lugar bien tranquilo, y solo se oía el sonido de la naturaleza a nuestro alrededor.
Descansamos de maravilla después de todo el día lleno de actividades, y a la mañana siguiente, después de un desayuno igual de bueno que el del día anterior, nos fuimos a conocer la ciudad.
Curicó tiene unos 100.000 habitantes. Es una ciudad organizada a partir de la plaza de armas, según la típica retícula de herencia española. A un lado de la plaza está la catedral, que se derrumbó tras el último terremoto (sí, estamos en zona sísmica) en 2010, y se ha reconstruido dejando bien explícitos los vestigios del edificio anterior. Además en la plaza hay bancos, está la municipalidad… es bonita. Aprovechamos para hacer algunas gestiones (como comprar un chip chileno para la tarjeta del móvil, que es barato y nos vendrá muy buen… sobre todo a Javi por trabajo). Y nos fuimos a un café con buen internet a trabajar un poco el resto de la mañana. Antes de volver a casa pasamos por casa de la tía de Reinaldo, ya que habíamos usado su dirección postal para pedir por internet una mochila para Javi, y como no tenemos dirección propia (cosas de estar viajando) Reinaldo nos facilitó la de su tía (mucho más fácil que lleguen las cosas allí que a su casa que está en zona poco urbanizada).
Almorzamos en la Casa Rural Curicó y nos dirigimos por la tarde a dar otro paseo en bici. En esta ocasión fuimos a Los Queñes, un pueblecito en medio de la montaña y al lado de un río donde Reinaldo iba cuando era más pequeño. Es un agradable paseo, algo más largo que el del día anterior pero también más sencillo, bastante camino asfaltado.
Esa zona tiene bastantes áridos, y pasan algunos camiones de una fábrica de cementos que trabaja por allí, por eso la carretera está más acondicionada, pero también eso hace que no dejen de pasar camiones y sea algo más incómodo circular en bici.
Esa noche, al llegar a la Casa Rural Curicó nos preguntaron que si queríamos cena u once. Nosotros nos miramos… ¿once?, ¿qué es eso? Divertidos nos explicaron que en Chile, por las noches, muchas veces cuando no se quiere cenar demasiado, se toma algo tipo desayuno pero por la noche, esto es café o té, jugo, pan tostado, o algo de bollería… vamos, un desayuno en toda regla pero nocturno, y a eso le llaman once, así es que esa noche, encantados, lo probamos. Y desde ese día nos dimos cuenta que en un montón de cartas de sitios tipo restaurantes o cafeterías había un apartado destinado a desayunos y onces.
Después de cenar fuimos a la quesería, a ver como Mónica acababa de desmoldar los quesos, y los llevaba a la nevera. Como se producen quesos todos los días para suministrar al comercio de proximidad, esta tarea se realiza a diario a estas horas. Después, con el suero del queso que queda, se les da de comer a los terneros, que la están esperando como una cría espera a la madre.
¡Fue muy instructivo!
Al día siguiente tocaba despedirse, Reinaldo tenía que ir a Santiago de Chile, desde donde tomaría un avión hacia Brasil, para ir a ver a su chica, y nosotros también teníamos que ir a Santiago, ya que la mamá de Vane y Juan Carlos, su pareja, habían llegado el día de antes a la capital chilena y ya nos esperaban por allí.
Tras desayunar por última vez en la Casa Rural Curicó, despedirnos, y agradecerles una y otra vez su amabilidad para con nosotros, nos emplazamos a vernos en un futuro, les deseamos lo mejor, y partimos a la parada de bus a la que nos llevó el papá de Reinaldo en coche.
Desde aquí queremos reiterar ese agradecimiento a la familia, pasamos con ustedes unos días increíbles, muchas gracias por prepararlo todo con tanto cariño y esmero. ¡Gracias de nuevo! Les llevamos en el corazón. Y a los que nos leéis, si tenéis ocasión, ¡no dejéis de visitar la Casa Rural Curicó!
Santiago de Chile: Turismo y reencuentro
En menos de tres horas de bus nos plantamos en Santiago, desde la terminal tomamos el metro hacia el centro y caminamos a nuestro hostel, “la princesa Insolente” donde habíamos reservado una habitación para los tres ese día. Nos instalamos, Reinaldo se fue a una reunión y nosotros a encontrarnos con la family ¡Qué bueno el reencuentro! Nos escondimos en la Plaza de la Moneda para darles un susto, jeje. Y ¡chan chan! Allí estábamos todos juntos! Abrazos, besos, risas, achuchones, más besos… Hacía unos dos meses y medio que Vane no veía a su mamá, y aunque no es demasiado, siempre hace ilusión, y más estando tan lejos. Caminamos un poco por el centro y fuimos a celebrar el reencuentro comiendo en un sitio que se llama Boca Nariz, donde son especialistas en vino ¡hay un montón de variedad! Está en Lastarria, un barrio muy apañado repleto de cafeterías y restaurantes.
Después de comer se nos unió Reinaldo y tomamos unos helados en Emporio la Rosa, una de las mejores heladerías del mundo, según dicen, La verdad es que había uno de chocolate araucano que estaba inmejorable. Estuvimos hablando largo y tendido, paseamos por la Plaza de Armas, vimos la catedral, municipalidad, etc. Reinaldo nos iba explicando alguna curiosidad de Chile, entre otras nos explicó lo qué eran los “Cafés con piernas” , que había varios por el centro (son bares donde atienden chicas con faldas muy muy cortas y hay espejos para que se les vea bien… en fin)
Tomamos unas cervecitas… y pasamos un día tranquilo, conociendo la ciudad, caminando y conversando de todo un poco. Por la noche quedamos con Diego y José, los dos chicos chilenos que conocimos en Uruguay, en casa de Inés, hace ya un par de meses. A ellos les encomendamos nuestra tienda de campaña, aquella que nos prestaron Caro y Oscar en Ushuaia, para que la utilizáramos y siguiera su camino una vez hubiéramos acabado con ella. Y así fue. Sabemos que José y Diego tienen un gran espíritu couch, y que la “carpa” estará en buenas manos hasta que alguien la necesite de nuevo… Cenamos unas chorrillanas para compartir… madre mía, no sé si decir, qué guarrada o qué delicia. Eran papas fritas con un montón de carne y verduras guisadas por encima, pero unos platos de impresión. Pedimos dos platos para los siete que éramos y aún sobró. Tras la cena y las risas nos fuimos cada uno a nuestro alojamiento bien contentos.
A la mañana siguiente Reinaldo y Javi se fueron a correr un rato por la ciudad. Y tras desayunar, tocaba despedirse de él, que se iba a Brasil, dándole de nuevo las gracias por todo. Nos vimos por el centro con Reme y Juan Carlos, pasamos por el GAM (Centro Gabriela Mistral, un centro cultural muy interesante, que ya habíamos visitado el día anterior) y nos acercamos al Barrio de Bellas Artes, donde se encuentra La Chascona, una de las casa de Pablo Neruda. Desde ahí subimos al Cerro de San Cristobal, al que se puede subir en funicular, o caminando… Obviamente elegimos la B. Hay un rato de subida, desde el que se va viendo la ciudad de Santiago, pero había una nieblina perenne que impedía que se vieran grandes cosas. Llegamos hasta la parada del funicular y seguimos un poco más hasta una imagen de la Virgen de la Inmaculada, que domina el cerro desde lo alto. Desde allí bajamos y nos dirigimos al mercado central, donde comimos una Paila Marina, y algún que otro pescado más. En ese mercado hay unos puestos al centro bastante pijis y turísticos, que son bastante caros, pero en los alrededores, donde están las pescaderías (que tienen el mejor pescado que hemos visto en varios meses de viaje) hay sitios más económicos donde probar pescado a buen precio. Nosotros elegimos uno al azar, un señor que nos cayó bien, y allí comimos. Estuvo bien y barato, aunque tampoco fue lo más especial del mundo. Hay muchos así que hay que dejarse llevar por la intuición, bueno y por lo que te ofrecen unos y otros para tratar de conseguir que entres en su restaurante.
Esa tarde la dedicamos a hacer compras, pues al día siguiente partíamos hacia nuestra soñada “Isla de Pascua”. A lo tonto a lo tonto cargamos un montón de cosas, ya que todo el mundo nos había dicho que todo allí es todo muy caro y que era mejor llevarse bastante comida, bebida y demás. Dejamos encargados a Reme y JK de que organizaran la compra en cajas, que su hotel estaba cerca del supermercado, y quedamos que nos recogerían al día siguiente por la mañana en casa de Jesús, el chico de Granada que habíamos conocido en Torres de Paine y que nos acogía amablemente en su casa esa noche. Llegamos a su casa y nos había preparado un fantástico guiso de quinoa con verduras para cenar… ¡qué bien! Vive en una casa con una quince personas, ¡qué locura! Es una casa grande de dos pisos, alrededor de un gran patio, que tiene muchas habitaciones y baños. Es un sitio que tiene un rollo hostel muy bueno. Era muy internacional y la única pega que tenía era que la cocina era un poco justa para tanta gente.
Salimos a invitar a Jesús a unas cervecitas por el barrio de Brasil, que es donde vive él, hay varios bares por la zona, nos sentamos en uno, tomamos un par de jarras y a dormir.
¡Gracias Jesús por ser tan majo! Sigue disfrutando de tu estancia por Chile y esperamos reencontrarnos en algún otro lugar del mundo. ¡Un abrazo amigo! (y disculpa que no tenemos una foto juntos de esa noche)
Nos levantamos bien temprano al día siguiente y salimos a esperar a Reme y Juan Carlos que llegaron enseguida en un taxi para ir hacia el aeropuerto. Aquí terminaban nuestros primeros días de vuelta a Chile… ahora sí ¡Nos vamos camino de la Isla de Pascua! pero esto merece sin duda uno o más posts aparte
Bego says
¡¡Genial!! La casa rural Curicó tiene una pinta estupenda, y sus alrededores también. Me alegro de que os cuiden tan bien allá donde vais. Desde luego, hambre no parece que estéis pasando. 😛
Santiago debe de ser precioso también.
¡¡¡¡¡¡¡Esperando ya el post de la Isla de Pascua!!!!!!
Mil besos de todos, ¡¡y de vuestros sobris más!!
BuscandoaCochet says
Bego, la casa es una pasada, y ¡el queso que preparan ni te cuento! Después de la Isla de Pascua hablaremos de Santiago, que también hay mucho que ver por allí. Muchos besos a todooooos (y un par de achuchones a los sobris)
Reme says
Si todos los post me gusta y me emocionan…. Este…. Me deja sin palabras, snif snif😢. Pero es que además, no es porque esté yo ahí, es de los más bonitos.
Ha sido como revivir aquellos días, han venido a mi cabeza momentos y detalles que no recordaba. Y es que lo explicáis todo tan bien!!
Me ha encantado ver a Reinaldo de nuevo, rememorar aquella cena con José y Diego y aquellos plátacos de chorrillana. Qué bien me cayeron los tres!! Tres personas que aportan, te suman y te hacen ver la vida de otra manera.
Espero con ansiedad el de la Isla de Pascua.
Os quieroooooo.
Besosssss
BuscandoaCochet says
Esta es una ventaja de que los post vengan con retraso, que cuando los lees es como revivirlos ¡jajaja! (bueno, va… es un poco excusa)
Esperamos que los siguientes los disfrutes igual. ¡Un beso gordo y un abrazo inmenso!
juanfer says
Que gustó da leer lo que contáis. Se nota que estáis disfrutando un montón. Y si. Es cierto que el vino chileno es excelente. Nosotros lo bebimos en Brasil por recomendación y era muy bueno. Bueno; a continuar y a disfrutar y a hacernos disfrutar a nosotros. Un beso .
BuscandoaCochet says
¿Verdad que hay vino chileno buenisimo? Pues es que además allí salía muy bien de precio. No te preocupes que nosotros seguimos viajando y contando… y esperamos que vosotros sigáis leyendo y comentando. ¡Muchos besos!
Gerardo y Laura says
Hermanos!!!
Qué maravilla leer todo lo que vais viviendo, perfectamente explicado, parece que hayamos estado ahí, con vosotros. Parece que el karma existe y no paran de pasaros cosas buenas, porque es lo que os merecéis, que os pase lo mejor!!! Esperamos el siguiente post, que nos sigáis enseñando mundo y dando un poco de envidieja… Os queremos!!!
BuscandoaCochet says
¡¡¡Hombre qué alegría veros por aquí!!! No nos podemos quejar, las cosas van muy bien y no paramos de disfrutar. Es cierto que nos pasan muchas cosas buenas… ¡será el karma! Venga, nos seguimos leyendo por aquí y a ver si en unos meses nos vemos en persona. ¡Muchos besos! ¡Os queremos!
Papá says
¡¡ Por fin !! ¡¡ un contratiempo !! Javi sufre un pinchazo en la bici, pero claro muy cerca del destino. Tengo la impresión que tenéis mucha suerte o que no contáis las contrariedades, ¿cual es la realidad?. Yo prefiero creer la de la suerte por que me agrada más por vosotros, pero el que os lea para hacer lo mismo puede sufrir algún choque con la realidad.
Veo que seguís comiendo de lujo, disfrutando paisajes, recibiendo cariño de esas personas que tan bien os tratan, (apartaremos a la señora del hostel de Bariloche) y en fin disfrutando la aventura, y haciéndonos sonreír cuando os imaginamos idílicamente paseando en bici (a pesar del dolor de Vane), en asados perpetuos o aprendiendo a hacer empanadas, lo que se me hace más difícil vivir es el frío que podéis pasar, cuando os leo en Valencia a 30º y con una humedad del 66%, absolutamente empapado y pienso “que mal se reparten las situaciones”.
Bueno otro disfrute este rato compartido de vuestra experiencia y nueva espera del siguiente capitulo, y mientras tanto acordaros de nosotros tanto como nosotros lo hacemos de vosotros y con el mismo cariño, y seguir disfrutando, que aunque largo, ese viaje también se acabará. miles de besos
BuscandoaCochet says
¡jajajaja! Ojalá todos los contratiempos sean así. Ha habido pocas contrariedades, por suerte. ¡Toquemos madera y que siga así!
En general la gente se ha portado de 10 con nosotros y la señora del hostal, tampoco fue para tanto, pero como estamos acostumbrados a lo bueno, cualquier cosa poco amable nos chirría.
Pronto pasará el calor por allí y nosotros empezaremos a contaros aventuras bajo el sol abrasador, jeje. Para que os trasladéis mentalmente. Bueno, otro disfrute por nuestra parte leer tu comentario y, por supuesto que nos acordamos mucho de vosotros, ¡incluso os echamos de menos! Muchos besos y abrazos para allá
Ana Mari says
¡¡¡ Por fin he podido leer este reportaje.!!!
Con tanta fiesta y trabajo….
Bueno no decepcionais nunca, como dice Gerardo nos haceis sentir cerca contando muchos detalles. Vamos a conocer tantas cosas……riete de Españoles por el muno jjaja.
Me alegro mucho de veros tan bien, un besico muy grande y por el siguiente.
Besicos desde La Encina.
BuscandoaCochet says
¡Ana! Qué bien leerte por aquí. Esperamos que el verano haya ido de lujo. Nosotros seguimos aprendiendo un montón de cosas cada día y nos gusta poder compartirlas con vosotros… para que viajéis con nosotros desde casa.¡Que siga siendo así!
¡Reparte besos por La Encina!