La segunda semana que estuvimos por Buenos Aires arrancó couchsurfeando en casa de Sebastián y María. Vivían por el barrio de Colegiales, que nos pareció muy buena zona y muy tranquila. Estaba cerca de Belgrano por lo que el primer día, aprovechando que ellos tenían cena fuera, nos fuimos a un parque que se llama Las Barrancas de Belgrano donde en un quiosquillo de música había un montón de gente bailando tango. Es lo que se llama una Milonga, la gente va sola, en grupo o en pareja, eligen a alguien para bailar y listo. Después de un par de canciones hay una especie de impás, con otro tipo de música y es momento para cambiar de pareja. Parece que mucha de la gente se conoce y viene todas las semanas. Van vestidos de calle, pero las mujeres traen sandalias de tacón con hebilla y se cambian de calzado antes de ponerse a bailar. Nos quedamos un buen rato viéndoles bailar, era todo un ritual eso de buscar pareja cada “tanda” de canciones…
Al cabo de un rato, y con ganas de aprender a bailar tango decidimos movernos, y terminamos cenando en el Barrio Chino, que estaba bastante cerca… bien de precio y la comida buenísima.
Otro día lo dedicamos a la zona de Recoleta, donde visitamos el cementerio (gratuito) que tiene un arte funerario bastante relevante. Son casi todo “pequeños” panteones que conforman una trama de callejuelas estrellas la mar de eclécticas pero muy interesantes. Hay mucha gente importante enterrada en él, Desde artistas a deportistas, pasando por políticos, varios presidentes de la nación, e incluso Evita, en un discreto Panteón en la zona norte.
Hay una gran variedad de materiales de construcción y estilos. ¡Hasta encontramos un par de cúpulas con lo que nos pareció mosaico valenciano Nolla! (tomad nota, amigos de Arae Patrimonio)
Después fuimos a ver la Floralis Generica, una escultura gigante con forma de flor realizada en acero inoxidable con estructura de aluminio y hormigón. Se supone que de día abre los pétalos y de noche los cierra (dicen que abierta alcanzaría los 32 metros de diámetro), pero estaba más cerrada que abierta. Es una escultura diseñada (y por lo visto regalada a la ciudad) por el arquitecto Eduardo Catalano, que por lo visto ha sufrido problemas de funcionamiento casi desde el principio. (Que digo yo, que hay que ver qué bien que les debe ir a algunos arquitectos que se pueden permitir esos regalazos… no comment),
Después de alguna foto vamos a comer algo. Finalmente unas empanadas y unos trozos de tarta de verduras por la calle. Es muy típico de aquí que vendan porciones de “quiches” con rellenos de lo más variado a base de distintas verduras, patatas, panceta… y suelen estar bastante buenos. A continuación fuimos a visitar algo que me apetecía bastante. Me encantan las librerías, y en Buenos Aires hay una de las más famosas del mundo: se trata de la librería Ateneo Grand Splendid. Es una librería que ocupa, desde 2001, un antiguo teatro restaurado en el que se han remplazado las butacas por estanterías de libros y el escenario por una cafetería, Mola porque puedes agarrar cualquier libro y sentarte a leer en alguno de lo sillones que tienen por ahí (si no tienes la mala suerte de que están ocupados con gente durmiendo la siesta como cuando fuimos nosotros)
Es muy espectacular, a lo largo de dos plantas de butacas también hay libros o CDs, los palcos se usan como espacio de lectura, y un pesado telón de terciopelo abierto separa cafetería de librería . Nos gustó, aunque también nos pareció que las librerías, a pesar de mantener el pasillo central, estaban un poco “dejadas caer” sin integrarse demasiado con la estructura del antiguo teatro.
Esa noche era lunes, fuimos al Teatro Konex, a ver La bomba del tiempo, un grupo de percusión que toca todos los lunes (menos la semana anterior, que estaban de gira por Londres y Dubai). Ponía en todas partes que el espectáculo era a las 19, y allá que nos plantamos, pero finalmente, cuando estábamos dentro, nos dijeron que empezaba a las 20. Así es que avisamos a nuestros couchsurfers de que no íbamos a llegar a cenar y nos quedamos disfrutando de un espectáculo que nos gustó bastante. Son unas 18 personas haciendo música a base de percusión (uno de ellos dirige) y hubo dos grupos invitados que tocaron sus propias canciones acompañados por la percusión. ¡El ritmo no paró en hora y media! La lluvia nos respetó hasta la última canción que nos cayeron unas gotas. Valió la pena.
Ya de vuelta a casa paramos en una tienda de comida para llevar que se llama La Castellana y compramos gnocchis de ricotta, que era día 29, y aquí es típico que el día 29 de cada mes se coman gnochis. Leímos que tiene algo que ver con que en épocas de crisis, a fin de mes, la gente tenía poco dinero para comprar comida, `por lo que recurrían a los gnocchis que son bastante baratos. Elegimos una salsa y a cenar en casa. Están buenísimos- Es una pasada lo de la pasta fresca en Argentina. hay multitud de tiendas donde puedes comprar pasta fresca recién hecha. Tienen maquinas de hacer pasta de modo artesanal y hemos probado auténticos manjares. Ya somos fans de los sorrentinos rellenos de jamón y queso, verduras, o cualquier otra cosa), hay ravioli, tortellini, panzotti, pero también distintos tipos de gnocchi y “fideos” (como les llaman al resto de la pasta larga, tipo spaghetti, tallarines, papardella,…) Total, que ya hemos probado varias pastas de estas y nos estamos poniendo redondos a comer.
Javi aprovechó para trabajar un poco y conocer algo del interior de la provincia de Buenos Aires con Verónica Rocha y Vane para ir a algunos museos. Fui al Museo de Bellas Artes, que es gratuito y tiene bastantes obras europeas y argentinas a partir del siglo XV.
También visité el MALBA que me gustó mucho. Un pena porque estaban cambiando las colecciones temporales, pero la permanente tiene bastantes artistas latinoamericanos reconocidos. Pude seguir una vista guiada que comentaba la colección desde el punto de vista del género, y la verdad es que fue bastante interesante. No están lejos de Recoleta (sobre todo el de BBAA por lo que si os interesa, podéis compaginar la visita).
Una noche Javi la pasó por el interior de la provincia, ya que fue de nuevo por trabajo a visitar varias granjas con Guillermo (compañero de profesión) por la zona de Saladillo y América (y a pegarse unas comilonas alucinantes con los “locales”) esa noche yo me quedé en el hostel Dogo, en Palermo, que era sencillo pero estaba bastante bien: muy limpio, tranquilo y bien ubicado, en pleno Palermo. ¡Menuda cantidad de bares, restaurantes, cervecerías, cafés etc que hay por la zona!
La última noche la pasamos en la zona de San Telmo, en un hotelillo muy mono del que nos tocó la habitación más cutre de todas (con razón estaba en oferta) pero que hizo papel para una noche. Eso sí, la calle no está nada concurrida y de regreso al hostel por la noche, que no tenía ni cartel ni nada, íbamos con cierta cautela, por si acaso. Es curioso como cambia la cosa en tres o cuatro cuadras… la calle Defensa y aledaños estaba super animada, con mucha gente por la calle, cafés, bares… y conforme te ibas a cercando a 9 de julio cada vez se veía menos gente. Eso sí, el desayuno bastante bien
Creemos que hemos visto muchas cosas de Buenos Aires, y que hemos tenido la suerte de conocerlo tanto desde el punto de vista del turista como del de la gente local. ¡Hasta hemos salido a correr algún día por sus plazas y parques! Que, por cierto, vimos una cosa que nos llamó mucho la atención, que es que hay bastantes “paseadores” de perros y cada uno sale a la calle con diez o quince perros para pasearlos a todos…¡Qué locura!
Nos han quedado cosas pendientes, por supuesto. Algún museo (El Palais Glacé, por ejemplo, estaba cerrado porque estaban montando una expo), pasear en bici… que nos hacía ilusión pero que al final fue imposible, y visitar alguna cosa por dentro, como el Jardín Japonés, que solo vimos por fuera, o tomar algo en el famoso café Tortoni, del que todo el mundo nos había hablado pero después de estar sentados en una mesa y todo no nos acabó de convencer (y llegábamos tarde al teatro) así es que finalmente nos fuimos.
En cuanto a gastronomía local, hemos probado los alfajores del Havanna, que tienen mucha fama y están buenos, pero nada que ver con los alfajores de la Olla de Cobre, que trajo Javi de San Antonio de Areco (gracias Guillermo por el regalo), que estaban espectaculares (los Cachafaz también tienen mucha mucha fama y a Javi le gustaron bastante, yo esos no los probé). Además de pizza de varios tipos (con y sin fainá) y pasta, empanadas de todos los sabores (queso con cebolla, carne con aceitunas, verduras, capresse, etc.), tartas de verduras… nos hemos puesto tibios a carne, sobre todo Javi que va a asado por día. También hemos probado las picadas, que son platos con embutido, aceitunas, quesos, etc para compartir, el bar el Celta y bar el Federal (también el bar la Poesía, que forman parte de un grupo llamado “cafés notables”) tienen la misma carta con varias opciones de picadas, entre otros platos, y nosotros fuimos a los dos primeros y cenamos de lujo.
Nos vamos con buen sabor de boca. Buenos Aires es una gran metrópoli, con sus cosas buenas, y sus cosas malas, pero en conjunto ha sido mejor de lo que esperábamos y, la verdad, hemos estado bastante cómodos. Algo me dice que volveremos por aquí.
Después de más de diez días en la capital, toca avanzar en el viaje. Ya habíamos viajado en coche, autobús, ferry, bici… y nos apetecía mucho probar un nuevo medio de transporte en sudamérica… ¿tren? Con lo que nos gustan a nosotros los trenes. Próxima estación: Bahia Blanca.
Papá says
La verdad es que contáis las cosas con una naturalidad que no parece que llevéis tanto tiempo fuera de casa, no transmitís cansancio, si no todo lo contrario, se nota que estáis disfrutando tranquilamente, sin el frenesí de los viajes cortos en que tienes prisa por ver cosas. ¡ Y aún dejáis cosas por ver!, eso quiere decir que habéis preparado el viaje muy concienzudamente y previsto mil cosas en cada sitio.
Fotos muy oportunas y descriptivas de las ocasiones, aunque no veo que Javi con todos los asados engorde.
En fin un placer poder leer estas crónica, saber que estáis disfrutando esta experiencia, que también tenéis algún temor y precaución y sobretodo que estáis bien.
Abrazos y besos hasta que os canséis
BuscandoaCochet says
La verdad es que cansados no estamos, es genial viajar con calma! Tampoco te creas que preparamos mucho mucho… poco a poco vas descubriendo cosas, y el couchsurfing es genial para eso.
Gracias mil y millones de besos
Reme says
Me encanta leeros!! A ver si no tardáis tanto entre uno y otro.
Besosssss
BuscandoaCochet says
Se hace lo que se puede… y la verdad, ¡Se nos acumula el trabajo! jeje. Besos